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La ardorosa lucha de los pequeños comerciantes

La cuarentena está golpeando con toda su dureza en vastos sectores de la sociedad. En relación a los pequeños y medianos comerciantes, no implica ninguna novedad afirmar que muchos de ellos no la están pasando bien. La crisis económica que alcanzó a Colegiales como a tantos otros barrios, localidades y provincias de la Argentina, se podría entender, por ejemplo, a través de lo que le sucede a “Lo de Mariano”, una rotisería ubicada en Olleros entre la Avenida Cabildo y Zapata.
Son cerca de las doce del mediodía. El local está abierto. Como de costumbre, detrás del mostrador se encuentra Mariano Wanscherbaum, el propietario del comercio gastronómico que lleva ya ocho años en el barrio, aunque si se contabilizara el período que incluye a los anteriores dueños, la cantidad llegaría a dieciséis. El movimiento en el local se asemeja al de antes de la cuarentena: se ven comida en las heladeras, hay un proveedor que entra sus productos, en la cocina se ponen manos a la obra con la finalidad de preparar eventuales pedidos, Mariano está junto al teléfono… Sin embargo, más allá del uso obligatorio del barbijo, existe una diferencia sustancial: el trabajo disminuyó en forma considerable. Mariano no ha perdido la amabilidad que lo caracteriza, aunque su semblante denota una lógica preocupación. En dialogo con este medio, admite que las cosas se han vuelto muy difíciles a partir del cese de actividades decretado por el Gobierno a fines de prevenir la propagación del Coronavirus. “Se está trabajando más o menos en un quince por ciento, con respecto a lo que era antes de la cuarentena”, afirma. La cifra impacta. Frente a números de tal magnitud, ¿qué preocupación no estaría lo suficientemente fundamentada?
A continuación, profundiza en algunos detalles que permiten comprender el trasfondo del parate: “Nosotros atendíamos a dos firmas importantes de la zona, que contrataban directamente la entrega de comida hacia su personal. Las empresas dejaron de trabajar normalmente y sus empleados ahora trabajan desde las casas. Encima los lugares están cerrados y tampoco es posible acercarnos a reclamar por los pagos que quedaron pendientes”.
Una importante proporción de la clientela del local, estaba conformada no sólo por dichas empresas. Además, muchos trabajadores de la zona concurrían personalmente o hacían el pedido telefónico, sobre todo, a la hora del almuerzo. La consecuencia de la merma general de las actividades, repercute en que el teléfono ha dejado de sonar como antes.
La escasez de ingresos, obviamente, tiene vinculación directa con los múltiples gastos a los debe hacerle frente la rotisería, amplio abanico que abarca desde servicios hasta sueldos. Por lo tanto, ante la imposibilidad de cumplir con todo, el dueño debe encargarse de la tarea nada agradable de definir qué es lo que abona, y qué es lo que posterga a la espera de una mejoría de la situación. En tal aspecto, el entrevistado comenta que una de las metas más próximas, es la de conseguir alguna solución por intermedio de las medidas económicas con las que el Gobierno Nacional planea respaldar a las Pymes. “La contadora está presentando la documentación requerida, veremos qué pasa”, desliza Mariano, con cierta ilusión de hallar una dosis de oxígeno con la cual paliar el momento adverso, pero, al mismo tiempo, sabiendo que de lograr la entrada de esos recursos anti-crisis, no sería en el corto plazo, mientras el pago de las obligaciones propias sí es un tema que requiere urgencias mayores.
Entretanto, el nuevo panorama hace que el horario del local sea más acotado. El servicio de delivery también tiene nuevos encargados: “Nos estamos manejando con una empresa que entrega los pedidos porque el chico que hacía el reparto, para cuidarse, decidió no venir a trabajar por el momento”, cuenta Mariano, sin perder su cordialidad habitual, aunque con razonable inquietud, aguarda a que pase la tormenta.

Cuarentena. Apoyemos a los comerciantes y profesionales del barrio.

Lo de Mariano.

Olleros 2431.

Tel: 4777-0288/4772-7197.

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