“Te dejo mi tarjeta, llamame y arreglamos”. Desde atrás del mostrador, Daniel Barbieri acepta gustoso la nota, pero habrá que esperar, porque no es el momento propicio. Son horas del mediodía y Sanitarios Zabala se llenó. Su dueño, está atendiendo a una señora que cada tanto, mira hacia afuera, porque dejó atado a su perro a un poste. Busca algún accesorio para el baño, aunque no sabe con exactitud qué es lo que precisa. Daniel, con paciencia, intenta aconsejarla.
Con unos segundos de diferencia, llega el pedido de reportaje, aunque claro, de acuerdo a lo explicado, recién se concretará un par de días más tarde, cuando en un momento más calmo, sea factible la charla sin interrupciones. Entonces, en la trastienda del negocio de Álvarez Thomas y Zabala, Daniel escucha la propuesta y se larga a contar…
-Estaría bueno hablar de todo un poco; saber cómo arrancaron, cómo está la situación actualmente…
-Mirá, con Silvia Gómez, mi socia, empezamos en 2009. Ella se ocupa de la parte administrativa, es muy buena en su función. Por mi parte, ya había trabajado antes en el rubro “sanitarios”, como empleado de otros locales. Soy plomero desde los 23 años. Ahora, que tengo 53, sigo haciendo algunos trabajos de plomería. La cuestión es que hace unos 15 años nos ofrecieron empezar acá. En lo personal, fue mi primera experiencia como dueño. Esto era un comercio de artículos de telgopor. Lo consulté con Silvia y pusimos manos a la obra. Arrancamos de cero, pero con la ventaja de que yo tenía muchos conocidos en el rubro y eso nos facilitó las cosas, incluso hubo proveedores que nos dieron una mano grande. De a poco comenzamos a crecer y a necesitar más gente. Así fueron incorporándose Ramón, Gustavo, Leonardo… La verdad es que mal no nos va. Los tiempos son difíciles pero este es un sector donde laburo no falta. Siempre existe la necesidad de comprar sanitarios, son cosas que cuando se rompen las tenés que reponer. Yo estoy todo el día a full, hay veces que no paro ni a comer. Y después de salir del negocio, a las 17, todavía estoy yendo a entregar mercadería. Por ahí, eso sí, la gente gasta menos, al mango se lo cuida más. De todos modos no me quejo. Y también digo que la clave pasa por la atención que le das al público. No es venderle el producto sino cómo se lo vendes. La gente valora mucho eso y nosotros en ese sentido andamos bien…
La estrecha relación que el dueño de Sanitarios Zabala construyó con vecinos y clientes, trascendió las fronteras de lo comercial. “Con más de uno hasta hemos viajado juntos”, cuenta. Y agrega que en 2018 “con un grupo en el que creo que también había algún cliente, hicimos una expedición solidaria a Misiones, para llevarle donaciones a los indios aborígenes”. Enseguida, se levanta a buscar un mural conformado por fotos de aquel viaje.
Pronto, llegó la pandemia. “Casi no la sufrimos porque esto, con justa razón, fue catalogado como esencial. Al principio sí tuvimos que cerrar. En esos días me dediqué a arreglar mi casa”, recuerda. Vecino de Villa Ballester, donde vivió toda la vida, Daniel dice que le agrada Colegiales. “Es un barrio tranquilo, de casas bajas por lo general. En Álvarez Thomas sí han construido muchos edificios. Eso a nosotros, por el trabajo que hacemos, la verdad que nos beneficia. Y algo que mejoró bastante, es la seguridad sobre la avenida. Hasta hace unos años había muchos robos y roturas de vidrios a los coches estacionados. No digo que hoy eso no existe, pero creó que se calmó”.
Se va haciendo la hora del cierre. Pero el entrevistado no finalizará aquí su labor: como dijo en el reportaje, todavía le resta entregar mercadería. “Tengo que ir a llevarle un tanque de agua a una vecina”, comenta, antes de partir en su camioneta.
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