Hasta hace unos meses, había una vinoteca en Conesa entre Palpa y Aguilar. Pero el emprendimiento llegó a su fin, el fondo de comercio se vendió y en la actualidad, lo que en el mismo sitio se puede encontrar es una cafetería de especialidad. Sus dueños, Tomás y Carolina, son novios además de haberse asociado para abrir el local gastronómico, cuyo nombre es Sexta (por sexta-feira, viernes en Brasil). En diálogo con este medio, Tomás explica que la cafetería tiene una fuerte ligazón con lo brasileño, tanto por lo sentimental como por el origen de las materias primas que componen el café que se ofrece en el luminoso recinto. “Parte de mi familia es de Brasil y tenía muchas ganas de armar algo que tuviera que ver con ese país. Le comenté el proyecto a mi novia, ella se copó y acá estamos”, cuenta, aclarando además, que a pesar de que ambos carecían de experiencia en el rubro gastronómico, estaban muy decididos a encarar el proyecto.
“Carolina es arquitecta y yo trabajé mucho tiempo en distintas empresas, en relación de dependencia. Mi último empleo lo tuve en una empresa de bebidas. Llegó un momento que necesitaba hacer algo por mi cuenta. El café de la especialidad era algo que realmente me interesaba. Antes de poner este negocio, lo he consumido bastante. Y particularmente, lo que deseaba era dotarlo de ese perfil brasileño que, creo, hemos logrado cristalizar”, señala Tomás, que es vecino de Belgrano. A continuación, comenta que Colegiales le agrada porque le recuerda a Adrogué, la ciudad del sur del conurbano bonaerense, en la que vivió gran parte de su vida. “Este es un lugar tranquilo, de casas bajas y calles empedradas y arboladas. En eso se parece a Adrogué, aunque más allá de las similitudes, me gusta porque fuimos muy bien recibidos por la gente”.
A propósito de la recepción de los vecinos y trabajadores de la zona, el entrevistado sostiene que fue precisamente a ellos, a quienes apuntó el emprendimiento familiar. “En principio, lo que queríamos era que la gente del barrio fuera la que pusiera la atención en Sexta. Lo que se dice, un comercio de cercanía. Por eso, no hicimos publicidad. Y la verdad es que arrancó muy bien. Hoy tenemos una clientela compuesta por la gente que vive y que trabaja por acá. Era lo que buscábamos… Más adelante tal vez pensemos en llegar más lejos, como así también en añadir almuerzos o cenas, pero en esta etapa apuntamos a lo comentado, con una carta chica, y nos está yendo bárbaro”, explica, antes de hacer hincapié en la calidad con la cual pretenden dotar a sus productos. “Como decía, los granos son originarios de Brasil y se seleccionan con sumo cuidado. Cada paso de la producción está sometido a un riguroso control de calidad. Al margen de lo que es el café, lo mismo ocurre con la pastelería, que es un mix entre lo tradicional y una producción compuesta por recetas propias. ¿Un ejemplo? El pan de queso está hecho a partir de una receta ideada por mi abuela brasileña”.
Es el mediodía de un día laborable. En el salón la mayor parte de las mesas están ocupadas y Tomás no debe descuidar a su clientela. Por eso, también es momento de terminar con la charla a la que cordialmente se prestó. Antes de la despedida, a modo de deseo, desliza: “Me gustaría que Sexta sea un pedacito de Brasil en Colegiales”. El frío se hace sentir afuera; en el interior del local, en cambio, predomina una temperatura muy acorde a la que los termómetros del país vecino suelen marcar.
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