Hace 52 años, en una habitación de su casa, fundó uno de los colegios privados de mayor trayectoria en Colegiales/Chacarita. Hoy, Argentina School funciona en dos imponentes edificios: Giribone 863 (entre Palpa y Céspedes); y Virrey Avilés 3330 (entre Superí y Elcano). Mirtha Ferioli de Graffi, que continúa siendo su directora, nos contó todo esto durante la entrevista que le hiciéramos en su oficina de la sede de Giribone.
LOS COMIENZOS. ¿Cómo arrancó esto? Jugando. Porque mi papá no quería que yo fuera a trabajar afuera. Resulta que el jardín al cual concurría mi ahijado, cerró, y yo compré el material didáctico, las sillitas, las mesas…Y en 1964 comencé en la casa de mis padres, en Palpa al 3500. Le pusimos Argentina Schoool, aunque más adelante, en la guerra de Malvinas, el gobierno militar no lo permitió. Eso le pasó a muchos colegios bilingües. Por eso, nuestro nombre legal es Escuela Argentina.
LAS MUDANZAS. Un año después, pasamos a Giribone 836, enfrente de donde estamos ahora. Mi suegro me regaló el terreno, y mi papá que tenía empresa constructora, hizo el edificio: planta baja y dos pisos. Era un colegio muy especial, hasta baños decorados tenía. Pero debimos irnos cuando empezaron a hacer aquella autopista que al final, nunca se concretó. Entonces compramos tres lotes acá. Primero se hizo la secundaria y luego la primaria. Mi papá, que dirigía la obra, falleció en febrero del 86. Ese mismo año, pudimos inaugurar. El edificio de Virrey Avilés y Elcano se estrenó hace 20 años. En un principio, los chicos de secundaria iban allá a computación. Después comenzó a ser sólo jardín de infantes.
DOBLE FUNCIÓN. En la década del 70, una vez inaugurado el colegio, año tras año, íbamos agregando grados. Primero, segundo, y así… Yo era maestra y directora. Pero cuando la escuela llegó a tercer grado, ya no pude ser ambas cosas y me dediqué a la dirección. Eso fue tremendo, me gustaba mucho enseñar, aunque después una se da cuenta de que lo sigue haciendo y está más metida que nunca en la enseñanza.
EDUCACIÓN, AYER Y HOY. La actual es muy diferente a la de aquellos tiempos. La familia era más exigente. El padre hacía un seguimiento diario. El chico iba a la casa y repasaba. Hoy sólo lo hacen cuando hay una evaluación. La dedicación en casa se ha perdido mucho. El padre piensa que su hijo ya está suficientes horas en el colegio y tiene que descansar o hacer otras actividades, que son necesarias, pero también lo es el repaso para fijar conocimientos. También cambió que las familias no estaban tan disgregadas. Ahora, el día que a lo mejor se van con el papá, él no los pone a repasar porque quiere estar más tiempo con ellos, y viceversa. Todo eso influye.
ESTATAL Y PRIVADO. Hay de todo. Tanto en uno u otro ámbito, existe lo bueno y lo no tan bueno. ¿Si escuela pública ha disminuido su nivel? Yo creo que sí, aunque no es bueno que una lo diga. Si bien hay escuelas que están bien dirigidas, no es así la mayoría. De todas maneras, no deberíamos hacer esa diferenciación sino bregar para tener la mejor educación, sea cual fuere la condición del colegio.
CON LA TECNOLOGÍA AL COLE. Ese tema es una lucha constante. Todo lo que sea tecnología bien empleada es positivo. Ahora, esperar a que la maestra se dé vuelta para jugar con el celular, está muy mal. Eso hay tratar de que el chico lo aprenda. Por un tema de seguridad, no podemos decir que no traigan teléfonos, pero sí que los dejen en una caja una vez terminado el recreo. Eso lo implementamos este año. Es obligatorio. Con el watsapp, por ejemplo, veo correcto que las mamás en lugar de llamarse por teléfono como antes, se manden fotos con la tarea. Pero debe servir para comunicarse, no para hacer conventillo.
CHOFER, CHOFER… Todo el personal del colegio es muy importante. En el caso de Alejandra, su papá -que comenzó con nosotros en el transporte escolar- falleció y ella tuvo las agallas para manejar el micro. Hay un cariño muy especial. Más adelante también vino Fido, y sé que hasta va a jugar al fútbol con los padres. Mientras que no traiga otro tipo de problemas, todo eso lo veo muy bien. El chico se tiene que sentir contenido con todos. Desde con el que le abre la puerta hasta conmigo. Y creo que lo logramos, porque realmente nos quieren.
LA BÚSQUEDA DEL APRENDIZAJE. Yo aprendo de los chicos, de las maestras… Siempre se aprende algo nuevo y todos tienen que traer ideas innovadores porque esa es la forma de crecer. Cada día se puede mejorar. Pero igual creo que el trabajo que hacemos es bueno y se ve reflejado en nuestros egresados.
TODA UNA VIDA. El día que no puedo venir, me siento con culpa. Esto no es mi trabajo, es mi vida. Mis hijos estuvieron acá conmigo desde la panza. Después, hicieron jardín, primaria y secundaria en este lugar. Hoy, los dos son licenciados en administración de empresas y siguen muy metidos en lo que es el día a día del colegio, pese a que Mariano ya tiene 41 años, y Maximiliano 30.
EL CABALLO DE SUSANITA. Nuestra idea no es tener tres aulas de cada grado, pero al haber tanta demanda, a la gente no se la puede echar. Lo nuestro es sobre todo el boca a boca, las recomendaciones. Hay gran cantidad de padres, que en su momento fueron alumnos. Todavía me relatan anécdotas que ni yo recuerdo. En una época tuvimos una quinta donde hacíamos asados y concursos. Resulta que una alumna que hoy es mamá me cuenta que una vez, rifamos un caballito, un petiso. Que lo ganó Susanita Barrantes y que se lo llevó al campo de una prima. De eso no tengo el mínimo registro. Pero los chicos se acuerdan de todo… Lo más lindo es que muchos siguen en contacto con sus compañeros. Eso es muy importante.
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