Gente de Cole

Una vecina llamada Juana

Cristina, una lectora, nos puso al tanto de una de esas historias que valen la pena contarse. “Hay una vecina de Colegiales, se llama Juana, es modista y le gusta mucho bailar el tango”. En la comunicación telefónica, Cristina nos invitaba a hacerle una nota a la señora, quien por otra parte, es su amiga. Pero, ¿qué tendría de especial esta situación? De hecho, en absoluto sería extraña. Claro, a no ser que la protagonista, tuviera más de 90 años. Pero efectivamente, Juana los tiene. Y son 93 para ser más exactos. Después de algunas conversaciones con la amable intermediaria y la entrevistada, una tarde de viernes, acudimos a la cita pactada. En el departamento de la calle Conesa donde vive estaban Cristina, Alberto –otro amigo- y ella.

Hola Juana, mucho gusto…

La charla fluye de modo distendido en el taller de costura de Juana Cragno –su apellido-, quien a pesar de la edad que indica su documento, hace gala de una loable vitalidad, sumado a una memoria y una lucidez mental que también son para destacar con énfasis. Durante la conversación, relata resumidamente unos cuantos aspectos de su vida. A continuación, los detallamos.

-Nació el 3 de abril de 1929, en el Hospital Alvear. Sus padres eran italianos de la región de Friulana. Ambos llegaron a la Argentina escapando de la guerra. Sus primeros años transcurrieron en Lomas de Zamora, en el sur de la provincia de Buenos Aires. Tuvo un hermano mellizo, Jacinto, que falleció hace tres años. También tiene un hermano mayor (97 años). Se llama Camilo y vive en la localidad de Moreno, en el oeste bonaerense.

-Sus padres, asombrosamente, tenía el mismo apellido, Cragno, pero ningún parentesco los unía. Juana aprendió el español recién en la escuela primaria, ya que en su hogar solamente se hablaba dialecto friulano. Cuando todavía estaba en edad escolar, la familia dejó Lomas de Zamora y se mudó a Recoleta.

-A los 12 años comenzó a desandar el camino de lo que sería una de sus grandes pasiones: el mundo de la alta costura. En una casa de moda de la calle Cerrito, primero fue aprendiza, luego ayudanta… Así fue escalando posiciones. A los 30 años, ya tenía su primer taller.

-Juana permaneció soltera. Desde los 15 años tuvo un novio con el cual iba a casarse, pero murió en un accidente de tránsito. Su nombre era Roberto. Él le enseñó a bailar, actividad que con el tiempo, se convertiría en la otra de sus grandes pasiones. Juana bailó milonga hasta el 10 de marzo de 2020 (recuerda la fecha precisa). Pero la pandemia interrumpió sus salidas a los locales tangueros. Actualmente, sale solo cerca de su casa, y siempre acompañada.

-A pesar de que en la calle prefiere manejarse con bastón, dentro del hogar, camina sin grandes dificultades; también, cocina, limpia y sigue realizando labores de costura, aunque ya no trabaja de manera profesional. “Dos veces me caí y me auxiliaron los vecinos. No puedo quejarme de ellos”, confiesa Juana, que es muy creyente. “El de arriba siempre te ayuda”, dice.

-Su relación con el barrio comenzó unas cuantas décadas atrás, cuando puso su taller en Santos Dumont y Ciudad de la Paz, en una propiedad a la que también se mudó (técnicamente, esa dirección queda en Palermo, a dos cuadras de Colegiales). Hasta que en el año 2000, se trasladó a su domicilio actual. “El barrio es bárbaro”, contesta cuando se le pregunta por Colegiales.

Cuando la visita termina, Alberto y Cristina acompañan a La Voz de Colegiales hasta la puerta de calle. En el tramo final de la conversación sale a relucir una notable coincidencia: en el mismo edificio vive otra señora que se llama Juana, que también superó los 90 años ¡y también es modista! Sin lugar a dudas, un excelente motivo para volver pronto por allí.

Fotos: Juana Cragno en su taller de costura. En abril, cumplirá 94 años (principal). En el medio, junto a Cristina. Abajo, ensayando un paso de baile en compañía de su amigo Alberto.

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