Gente de Cole

Scannapieco, un apellido y cuatro generaciones

En 1935 Andrés Scannapieco y Josefina, su esposa, llegaban a la Argentina desde su Italia natal. En 1938, abría sus puertas la heladería Scannapieco. Se encontraba en el límite entre Villa Crespo y Palermo: Avenida Córdoba 4826. Aquel local mediante el cual la familia inició su recorrido comercial ya no está. Sin embargo, más de ocho décadas después, en otros dos puntos de Buenos Aires continúa el legado familiar. Tras el puntapié inicial que dio el matrimonio, sus hijos continuaron al frente del emprendimiento. Luego, la posta la tomó Juan Andrés, uno de sus nietos, cuya esposa Sonia y sus tres hijas (María Teresa, Selenia y Maylén) también trabajan en la empresa. Es decir que ya son cuatro las generaciones consustanciadas activamente con la idea que aquellos pioneros pusieron en marcha en 1938.

“Conocí la heladería de Córdoba y Acevedo siendo muy chico, porque iba a jugar ahí con mi abuelo”, recuerda Juan Andrés. El tiempo, determinaría que en 2013 él mismo se hiciera cargo de la renombrada heladería, que actualmente atiende en dos direcciones: la de Álvarez Thomas 10 (casi Dorrego) y la del Paseo La Plaza, en la Avenida Corrientes 1660.

Juan Andrés, durante la entrevista. En la foto principal, el local de Álvarez Thomas 10.

A la vuelta de la primera, también hay otro “Scannapieco” que cobró vida desde el seno familiar y hoy conducido por Juan Andrés, aunque en este caso no tiene que ver con la gastronomía, pues se trata un negocio dedicado a la venta, colocación y tratamiento de pisos de madera, deck y escaleras.

Con respecto a la heladería, la misma ha tenido numerosos reconocimientos a nivel local e internacional, por la calidad artesanal de sus productos. “Sí, es cierto, pero esto viene ya de la época de mis abuelos, el reconocimiento es para todas las gestiones”, se enorgullece el entrevistado, que en un reportaje que le dio al sitio buenosaires.italiani.it., señaló: “Ellos se esforzaron para seguir desarrollando el negocio familiar, al que se dedicaron con alma y vida, imprimiéndole transparencia en la confección de los productos naturales, y sentido ético innegociable a su labor. Lo más distintivo de nuestros productos es que continúan la tradición italiana sobre la elección de productos de primera calidad para su elaboración. Y la sencillez y pureza en su utilización, sin que intervengan aditivos artificiales, de manera tal que el gusto final responda a la expectativa que se tiene sobre los distintos sabores. Les contamos una curiosidad: en familia, ante la pregunta de cuál era nuestro mejor helado, solíamos responder ‘todos’; porque, en cada uno de ellos, se buscaba la mejor experiencia posible en su degustación”.

En diálogo con Colegiales Info, agregó información referida a su propia historia de vida: “Yo nací en 1966, acá cerquita, en Bonpland y Loyola. Como dije, de chiquito, conocí la heladería de mis abuelos. Más de grande, ayudé a mi papá en el negocio de los pisos de madera. Después viví 20 años en Italia, donde nacieron mis hijas. En 2005 volví al país y desde 2013, estamos acá…”

A propósito de sus hijas –la mencionada cuarta generación-, María Teresa se desempeña en el área de redes sociales, en tanto Selenia y Maylén trabajan en la fábrica. Asimismo, Sonia, la esposa de Juan, es la responsable del negocio de Álvarez Thomas.

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