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MEMORIAS DE UN EX PRESIDENTE

Con sus 88 años impecablemente llevados, Luis Cañal ingresa al Resto Bar del club. La gente pasa a su lado, ignorando quién es ese hombre que de muy buen humor, se instala en una de las mesas y pide un cortado. Sólo Mingo Biscione se acerca y le brinda un caluroso saludo. Claro, nadie tiene la obligación de saber que don Luis, fue presidente del club entre 1973 y 1976. Y él, consciente de esa situación, no se irrita ni mucho menos, ya que entiende que el recambio generacional provoca que nombres, apellidos y rostros vayan quedando ocultos progresivamente, detrás de los nuevos exponentes de la vida institucional.
Mientras extrae de su portafolios algunas condecoraciones que le hicieron los papás de aquellos tiempos -además don Luis integró la comisión de padres de básquet- junto a Mingo recuerdan algunas familias que tanto hicieron por el club. «Los Alonso, los Coronel, los Iacobuci, los Junio… Son gente a la que hay que nombrar por todo lo que ha dado por Colegiales», coinciden.

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Cañal (derecha) fue presidente del club entre 1973 y 1976. En la foto, con Mingo Biscione, cuatro años más grande que él.

Antes de ser presidente, Cañal dirigió a la comisión de padres, ya que sus hijos, Gustavo, Adriana y Daniel, también jugaron al básquet. «Hoy ellos ya tienen hijos. Tengo tres nietos, uno de cada uno», cuenta. También relata anécdotas vinculadas a tareas que se hacían para juntar dinero: «Yo trabajaba en un frigorífico en Monte Grande y conseguía carne a buen precio. Entonces hacíamos grandes asados. Eran como 300 padres los que venían».
Su capacidad de gestión, generó un rápido nombramiento como presidente. «A pesar de todo, creo que no era ni socio. Así que cómo hicieron para arreglar el tema, no sé. Yo sólo venía a trabajar… y la verdad que trabajamos duro».
Cañal saca antigua documentación. Guarda papeles de un  proyecto presentado hacia 1973: «Habíamos logrado que nos aprobaran un plan para reformar el club y que la sede tuviera cuatro pisos. Estaba todo listo para empezar las obras. Pero justo cambió el gobierno nacional y eso quedó en la nada».
Nacido en Zárate, luego vivió en Avenida de Mayo al 700, y al poco tiempo, adquirió la casa de Conesa y Teodoro García que continúa habitando junto a su esposa. «Se construyeron departamentos en un terreno comprado a los dueños de la famosa confitería Alvaro», rememora. Por eso, que su familia se identificara con el club, fue una cuestión de días. Don Luis observa las instalaciones y admira el cambio con respecto a épocas pasadas. «Pensar que a Carlitos Funes -actual presidente- lo conocí cuando con 21 años, ya empezaba a integrar la Comisión Directiva. A veces vengo a ver los partidos de básquet. Me volví a hacer socio», dice, agregando que para juntar plata, en los años 70 también publicaba una revista barrial. «Se llamaba Futura Colegiales. La armaba con dos periodistas. Admiro esa profesión, porque con cuatro palabras son capaces de escribir un libro. Lástima que no me quedó ningún ejemplar», se lamenta. A su lado, Mingo indica que se acuerda muy bien de Futura Colegiales.
«Yo me preocupaba mucho por la salud de los chicos, para que hicieran deporte, para sacarlos de la calle. Los clubes siempre cumplieron una función social», sostiene el ex presidente. «Estoy convencido de que mientras nosotros estuvimos, nadie anduvo en la droga. Y eso que ya había, no tanto como ahora, pero había…»
Cañal, de increíble vitalidad, es jubilado por el gremio de la carne. Pero sigue conservando un empleo en la obra social de los telegrafistas. «Voy los martes y viernes a Chacabuco 140. Estoy en la parte previsional. Le agradezco a las autoridades porque son muy atentos conmigo».
Al terminar su cortado, se queda charlando un rato más. Luego, se despide.  También de Mingo, que tiene cuatro años más que él. «Siempre estoy tratando de alcanzarte pero nunca puedo», le dice. Ambos festejan la ocurrencia. Y la tierna sonrisa de estos dos «próceres», es el mejor cierre que se le puede dar a la nota.

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