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Gustavo Calandra: su fallecimiento

Los pioneros. Gustavo Calandra, a la izquierda de la foto, junto a su hermano Fito.

El Centro Montañés es uno de los lugares típicos de Colegiales, a los cuales la aparición del Coronavirus obligó a cerrar en la etapa más dura de la cuarentena. En lo personal, sentía placer al atravesar el imponente portón de madera de Jorge Newbery, recorrer sus instalaciones y conversar con la gente que habitualmente encontraba en esta señera entidad deportiva y cultural de raíces españolas. Pero la pandemia se presentó y unos cuantos meses pasaron sin que volviera al club, hasta que a principios de febrero, se quebró aquella rutina que me mantenía alejado del Centro.

Detrás del mostrador del buffet, como tantas otras veces, encontré a Stéfano Calandra, hijo de Gustavo, uno de los históricos concesionarios del afamado reducto gastronómico. Tras un breve saludo inicial, lo consulté por la familia. Cuando en circunstancias tan especiales como las que estamos pasando, uno indaga en este terreno después de tanto tiempo sin ver a su interlocutor, sabe a lo que se expone. Sin embargo, también es cierto que un saludo no es tal, si no va acompañado por la pregunta que alude a los seres queridos. Sin perder su amabilidad habitual, Stéfano se disculpó pues debía atender una llamada telefónica. Unos segundos más tarde, retomando la charla, me confirmó lo que para mí era una sorpresa, si bien ya habían transcurrido varios meses del doloroso suceso: su padre Gustavo había fallecido, luego de contagiarse de Covid.

Gustavo y su hermano Rodolfo se habían hecho cargo de la concesión gastronómica del Montañés en 1990. Hubo un período que abarcó dos años en el cual se alejaron y regresaron en 1993 para ya permanecer en forma ininterrumpida al frente del restaurante, que a partir de entonces, comenzó a adquirir una reputación que excedió largamente los límites del barrio y a través de los años, fue convirtiéndose en uno de los lugares para comer mejor recomendados de toda la Ciudad de Buenos Aires. El paso del tiempo generó que una nueva generación fuera empapándose en las cuestiones del negocio y por eso no era novedoso que allí, detrás del mostrador, estuviera uno de los hijos de Gustavo, ocupándose de los asuntos habituales del restaurante. Stéfano brindó algunos detalles –lo justo y necesario- acerca de lo acontecido con su padre. En momentos en que el buffet había reiniciado su actividad en modo delivery, Gustavo se contagió, agravándose su estado por enfermedades preexistentes que complicaron el panorama.  Su fallecimiento, su produjo en agosto de 2020.

“¿Querés tomar un café?”. El ofrecimiento de Stéfano no ha perdido vigencia. Así como sucedía en la pre-cuarentena, su cordialidad de anfitrión se manifestó por intermedio de esta sencilla invitación formulada en aquel mediodía de febrero. Un gesto, por otra parte, muy emparentado a la tradición familiar que también solía poner en práctica su papá Gustavo.

Pablo Wildau

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