El panorama en Sant’ Angelo no difiere al de tantos comercios que pueden estar abiertos a pesar de la cuarentena: fila en la puerta, ingreso de a uno, separación aproximadamente de un metro con la línea del mostrador, tapa-bocas por parte de quienes efectúan la atención al público… Si bien estas son características comunes, cada comerciante atraviesa sus propias circunstancias. En el caso de la panadería-confitería de Zabala entre Delgado y Enrique Martínez, sus dueños no ocultan la contrariedad por el complejo momento que se vive, aunque evidente es que tratan de poner lo mejor de sí para hacerle frente a la adversidad.
Sant’ Angelo es un comercio familiar. Dos de los hermanos, Hermelinda y Gerardo, pasan detrás del mostrador una buena parte del día. Ellos ya conocen a muchos de los vecinos de la zona. El trato mutuo suele ser afectuoso y el lema “al mal tiempo buena cara” mantiene su vigencia pese a la preocupación generalizada. “La venta bajó mucho. El principio de la cuarentena fue el más bravo”, apunta Gerardo. “El parate era tremendo, venía muy poca gente en los primeros quince días. Recién después, de a poquito, empezamos a salir adelante, mucho tuvo que ver el hecho de que comenzáramos a repartir a domicilio”.
Gerardo explica que como consecuencia de la cuarentena, también se vieron obligados a efectuar una merma en la producción: “Estamos haciendo menos cantidad de cosas, sólo lo que es de mayor necesidad para la gente. Un poco por un tema de costos y además, porque hay productos, como ser determinado tipo de facturas, que requieren ingredientes especiales y en esta época se complica su adquisición”.
Ermelinda, en función de su ida y vuelta a la trastienda, participa menos de la charla, pero realiza acotaciones que permiten deducir que está de acuerdo con las opiniones de su hermano. “Nos salvaron el teléfono y las redes sociales”, sostiene en una de sus intervenciones. Se refiere, a que las tecnologías, favorecieron el impulso de las ventas cuando éstas habían caído de manera abrupta. “Cuando las cosas nos estaban yendo realmente mal se nos ocurrió usarlas para difundir y funcionó bastante”, agrega Gerardo. “Incluso los conocidos de nuestro barrio, Villa Urquiza, se enteraron de la situación y quisieron darnos una mano. ‘¿Cómo podemos ayudarlos?’, nos preguntaban. Les respondíamos que nos hicieran pedidos. Nosotros los preparábamos y se los alcanzábamos a la noche, cuando volvíamos para casa”.
La mejoría esperada al fin llegó, si bien, en paralelo, al igual que más comerciantes, deben convivir con otras dificultades, como la tarea de adquirir las materias primas para sus productos, lo que a veces, trae dolores de cabeza: “Hay cosas que aumentaron una barbaridad, los huevos, por ejemplo”, cuenta Gerardo, con una mueca de fastidio indisimulable. “La persona que nos los entrega, un intermediario, te dice que son los productores los que se aprovechan de todo esto para sacar una diferencia más grande. Eso da bronca…”
Los hermanos explican que más allá del incremento en los costos, procuran que el precio no se traslade al público, y como muestra, comentan que el pan y las facturas, todavía siguen valiendo lo mismo que en diciembre. Otras preocupaciones residen en la ausencia de apoyo económico del Gobierno para con los comerciantes de su rubro y en la falta de conciencia de algunos clientes: “Solicitábamos que guardaran una distancia prudencial pero igual seguían avanzando hasta el mostrador. Tuvimos que poner una cinta para que respeten la separación… Después, hay gente que viene sin barbijos, con chicos… Minimizan la situación”.
A propósito de esta cuestión, en la vidriera, un letrero dirigido a los “señores clientes” indica: “Por favor, mantengamos la distancia de seguridad. Somos responsables”. Muy cerca, está pegada la inscripción con el nuevo horario, que también sufrió una reducción: “Martes a domingo de 9 a 13 y 16 a 18 hs”.
Los tiempos son difíciles pero en Sant’ Angelo no quieren perder la pulseada ante la desventura. Por eso, quizás, la buena onda es un factor que los hermanos no resignan así como así. Con sus comentarios, ellos dejan entrever su satisfacción porque al menos pueden seguir trabajando. No obstante, es obvio que el repunte más anhelado tiene relación directa con el de tanta gente: el levantamiento total de la cuarentena.
Cuarentena. Apoyemos a los comerciantes y profesionales del barrio.
Panadería-Confitería Sant’ Angelo.
Zabala 3369.
Tel: 4554-8373.
Facebook: Sant’ Angelo Panaderia.
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