El vecindario se sorprendió cuando algunos cambios de importancia impactaron en Federico Lacroze y Zapiola. La antigua librería de la familia Serpe cerró y semanas más tarde, comenzó la remodelación del local. De pronto, apareció una marquesina en lo alto. Decía “Fiorentina”. Sólo unos días después, se inauguraba un nuevo emprendimiento. Dos palabras escritas debajo del nombre, sirven para comprender, básicamente, a qué apunta: “caffè” y “focaccia”. Tal como se puede deducir a través de los términos mencionados, lo italiano tiene mucho que ver con este comercio que llegó para añadirle otra popuesta gastronómica a un barrio que sigue creciendo en este aspecto.
Para confirmarlo, están los dichos de Sebastián Moix, quien junto con su socio Lucas Silva, llevan adelante el negocio.
“Estábamos buscando algo en la zona. Esta esquina nos gustó mucho y por lo que sabemos, tuvo una alta demanda. Cuando se publicó el alquiler, después del cierre de la librería, llovieron las propuestas para abrir locales comerciales. Creo que sólo duró tres horas publicado y ya se alquiló… A la dueña le gustó nuestro perfil y lo que proponíamos comercialmente, y llegamos a un rápido acuerdo. Después comenzaron la refacciones, que nos insumieron cerca de tres meses”, confió Sebastián, que previamente a que se desarrollara el reportaje, trabajaba con su computadora personal en una de las mesas del establecimiento. Entretanto, a través del ventanal ubicado a escasos centímetros, y desde una perspectiva privilegiada podía contemplarse el movimiento de la clásica esquina de Colegiales. Luego, haciendo una pausa en sus quehaceres, Sebastián dejó más frases para el análisis.
“Los puntos fuertes, como indica el letrero que se ve desde afuera, son el café y la focaccia. La focaccia es un tipo de pan cien por ciento identificado con la cultura italiana: esponjoso, de mucha miga… Es una masa elaborada con harina, agua, sal marina y aceite de oliva extra virgen de máxima calidad. Una de de las utilizaciones que le damos en el local es en formato de sandwiches de focaccia, aunque también se puede encontrar en formato de tostadas o se compra por porcion o tireta”.
“En cuanto al café, utilizamos un grano orgánico de origen brasilero, de primera calidad y de muy buen cuerpo. El café de especialidad se está expandiendo mucho. Sin embargo, entiendo que tranquilamente hay mercado para todos. En ambos casos, así como en todo lo que ofrecemos, hay un estilo italiano bien marcado. Es a eso a los que intentamos apuntar”.
“Los vecinos nos recibieron bárbaro. Son varios los que ya se convirtieron en clientes. En principio pensábamos que al ser esta una zona muy transitada, vendría más la gente que estuviera de paso. Pero también se acercaron mucho las personas que viven cerca. Eso nos sorprendió para bien”.
“Estamos conformes con lo trabajado en estos primeros días. El menú incluye desayuno, almuerzo y merienda. En desayunos y meriendas la cosa anduvo muy bien. El local se llenó. En almuerzo, todavía falta que levante un poco. Si bien está esa conformidad de la que hablé, también creo que a nivel consumo general las cosas deben mejorar, no es un momento fácil por la crisis y acá también se nota”.
“Este el primer local de la marca. Además estamos acondicionando otro en Villa Crespo. La idea es abrirlo para principios de diciembre”.
La gente pasa y mira… Es que hay algo distinto en esta esquina que durante tantos años tuvo a la histórica librería barrial como protagonista. Cambió el local y cambió el rubro, en el contexto de tiempos que también son cambiantes, más allá de que la avenida Lacroze, se empeñe en continuar con su vértigo cotidiano.
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