Gente de Cole

EN «LA DUMONT» PASAN COSAS

Una atmósfera especial reina en esta vieja casona de Santos Dumont y Córdoba. Se la podría definir como una sala de ensayo, pero es mucho más que eso. Quizás el verde intenso del que irradia tanta vegetación, su decoración ecléctica o la forma de ser de su gente la convierten en algo distinto. Patricia y Riki, sus dueños, intentan definirla: «Es un espacio donde se desarrollan múltiples actividades. Con el carácter de una sala de ensayo, sí, pero además con aspecto a centro cultural que contiene un amplio abanico de expresiones artísticas».

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Al lugar todavía no se lo conocía como La Dumont, cuando ellos llegaron con el objetivo de habitarlo, en 1987. Casi 30 años después, sigue siendo su casa, aunque contenedora de una historia y varias particularidades: «Esto estaba casi en ruinas, tenía destino de demolición. Nosotros lo compramos y empezamos a levantarlo», recuerda Riki. «Como venimos del ambiente artístico (ambos son bailarines) en la década del 90 la casa fue adquiriendo una identidad», acota Patricia. «En un principio venían bailadores de flamenco a ensayar. Más tarde fueron entrando actores. Y hace unos años, a partir de la explosión del teatro en Buenos Aires y cuando el barrio se pobló de productoras, La Dumont también creció muchísimo. Acá, hasta se han filmado películas…».

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Entre la planta baja y el primer piso, se distribuyen las cuatro salas de ensayo. Allí, todo puede ocurrir: una clase de danza árabe, un ensayo de una obra teatral con asistencia de público (La Voz de Colegiales tuvo el placer de ser invitado a una de ellas: Extraña Vecindad) o una velada de música de cámara, son sólo algunos ejemplos.

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Entretanto, la vida de La Dumont parece transcurrir a ritmo despreocupado. Inmersa en una suerte de microclima en medio del ruido porteño, las mascotas que cansinamente se pasean por ella no hacen más que corroborarlo.

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