Barrio Mío

«El progreso construye, pero también acontece sobre destrucción que nos duele»

Una frase que hizo historia, rubricada por el ilustre vecino Diego Del Pino hace 47 años.

Que Colegiales está cambiando, ¿quién puede dudarlo ya? Desde hace varios años la transformación del barrio está en boca de la gente que vive y trabaja en esta zona de la Capital Federal.
Algunos a favor y otros en contra, las opiniones divididas en cuanto a los cambios son moneda corriente. Están los que afirman que se trata de un síntoma de progreso. Ellos, ven con buenos ojos las modificaciones en el área edilicia y comercial que se vienen dando en forma marcada.

El histórico libro, una de las reconocidas obras del maestro Diego Del Pino.

Por otra parte, están los que se oponen. Por nostalgia, melancolía o sencillamente por convicciones que no están ligadas con aferrarse al pasado, se muestran reacios al avance de los emprendimientos inmobiliarios y proclives a la conservación de aquel barrio de casas bajas y connotaciones más familiares.
Lo que no está en discusión es que la transformación que está experimentando Colegiales es evidente. De eso, nadie tiene la menor duda. Sin embargo, en general existe una tendencia a pensar que los cambios son cosa de hoy; y que antes, los vecinos no se quejaban tanto ni añoraban «ese pasado que fue mejor». Pero estas circunstancias, entendemos, no tienen que ver con el tiempo, sino que en todas las épocas hubo gente que creyó que lo bueno era lo que iba quedando atrás.
Para asombro de varios, quizás, esto también ocurría con nuestro barrio. Como para demostrarlo, desempolvamos el libro «La Chacarita de los Colegiales», magnífica obra del profesor Diego Del Pino, reconocido vecino, escritor e historiador, nacido en 1921 y fallecido en 2008. En la última página de su libro, Del Pino realiza esta semblanza: «Para Chacarita y Colegiales van augurios de porvenir venturoso. Buenos Aires cambia de continuo: el progreso construye, pero también acontece sobre destrucción que nos duele. Nada, casi, perdura del ayer, y pronto, los únicos testimonios serán voces y letras. A quienes vengan a estos barrios y en ellos permanezcan, las remembranzas que hemos volcado acá, hondamente…»
Estas líneas fueron publicadas… ¡en 1971! Es decir que hace 47 años, el denominado «progreso» ya no le era indiferente al vecindario. Y seguramente, en la década del 60 estaban los que anhelaban la vida de los años 40, y así sucesivamente…
A los que somos adultos en la actualidad, nos parecerá extraño que en 1971 el ilustre Del Pino, representando sin dudas a tantos contemporáneos suyos, hiciera mención a la «destrucción que nos duele», porque aquella es, precisamente, la época que idealizamos nosotros. Pero así es el ser humano. Dentro de 40 años, si a alguien le llegan éstas líneas, tal vez arribe a la misma conclusión y no entienda «cómo puede ser que allá por 2018 la gente estuviera disconforme con aquel maravilloso Colegiales». ¿Cómo estará nuestro barrio en ese entonces?

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