Vecinos y potenciales competidores, sus franquiciantes aceptaron la invitación de La Voz de Colegiales y compartieron una agradable entrevista.
Los unen unas cuantas coincidencias. Por empezar, obviamente, el rubro. Además, ambos locales se establecieron en Colegiales en verano de 2016. Con respecto a la ubicación, los dos están en una ochava. Y hasta una calle tienen en común. Havanna, en Teodoro García y Conde; a tres cuadras de distancia, en Teodoro García y Alvarez Thomas, se encuentra Balcarce.
Una mañana de septiembre, sus dueños (los titulares de las franquicias) se reunieron para conversar sobre la actualidad de sus respectivos negocios. Ninguno puso reparos en aceptar la propuesta de nuestro medio y así mantuvieron un agradable encuentro en el que Balcarce jugó «de local», y hasta quedó la idea de repetir alguna vez en «terreno» contrario. Cada uno indicó el balance de estos meses de gestión y debatieron sobre los temas que más los preocupan. Incluso, ya fuera de micrófono, la gente de Balcarce -debutantes en el rubro- aprovechando la generosidad del colega de Havanna -con una experiencia mucho mayor- no perdió la oportunidad de interiorizarse sobre determinadas cuestiones referidas al manejo del negocio.
En síntesis, extrajimos los siguientes momentos del doble-reportaje:
Gabriel: abrimos el 1º de febrero. Y acá estamos, conociendo el barrio, el ambiente, donde movernos, acomodarnos a la situación, moviendo el equipo de trabajo. Pero muy contento. Sumando día a día. La gente nos recibió bárbaro y estamos tratando de mejorar todo el tiempo la atención, porque el producto es de primera y ya está definido. Tanto lo que es chocolatería, como sandwiches, dulces y bebidas. Eso la gente ya lo conoce. La diferencia es el servicio y ahí hay que poner el foco.
Ezequiel: nosotros inauguramos el 15 de enero. Mi impresión es bastante similar. Creo que el barrio estaba buscando un poco más de cafetería premium. Coincido en que más allá de la mercadería, lo que hay que dar es buen servicio. También estamos muy contentos. No podemos quejarnos.
-¿Qué tipo de clientela tienen?
Ezequiel: -A la mañana viene mucha gente del barrio, mucho café para llevar. También están los que llegan con su computadora y se quedan bastante tiempo trabajando o estudiando. Sobre los clientes fijos, están los de Ideas del Sur, los de Vorterix. Por suerte, no vienen sólo una vez sino que vuelven. De a poco se van convirtiendo en regulares. Eso es lo que nos pone más contentos.
Gabriel: -La nuestra es una mezcla de vecinos con gente del Sanatorio Colegiales, ya sea personal del lugar como los que concurren a atenderse. Además, chicos de los colegios y de productoras. Estamos rodeados de eso. Hay de todo. Clientes cautivos y quienes no lo son.
-¿Sufrieron problemas de inseguridad?
Gabriel: -Gracias a Dios, hasta ahora no tuvimos mayores inconvenientos. Pero uno nunca está exento de eso. Estamos cuidándonos, trabajando con la policía atenta a cualquier señal que podamos tener. Estamos en contacto con ellos, tenemos sus teléfonos y sabemos que siempre están rondando por la zona.
Ezequiel: -Nosotros tuvimos un robo hace unos meses pero por suerte se calmó todo. Con relación a la Policía vemos que hay un patrullero que circula aunque creemos que necesitamos un poco más de presencia. En esta zona, cuando cae la noche, casi no se ven policías. Por las dudas implementamos un portero eléctrico, para que la gente esté tranquila. Que se pueda poner el celular y la compu sobre la mesa y no tener ningún problema. Con el timbre eso se solucionó y los clientes lo tomaron muy bien.
-¿Representa un peligro que estén surgiendo tantos lugares para tomar y comer algo?¿Qué piensan de que haya más Balcarce/Havanna en el barrio?
Gabriel: -Nada en particular. Hay que tomarlo como esa competencia que se da en todos lados y cuidar lo que uno hace. Es fundamental el servicio, lo que te marca la diferencia. Si esa parte la hacés mal, la gente cruza la calle y se va a otro café para hacer valer lo que está pagando. La idea es mejorar el servicio como para ofrecer lo mejor posible. Eso nos beneficia a todos. Sobre Havanna (hay uno nuevo en Elcano y Martínez), tengo la certeza de que la zona de influencia entre los respectivos locales se respeta y que el trabajo de uno no entorpece el del otro.
Ezequiel: -Con respecto a Balcarce por ahora la zona de influencia abarca más distancia, porque la firma tiene menos locales y los más cercanos están a 25 cuadras. Y en relacióna a los demás, para mí suma todo. Obviamente, si empieza a haber más y más, uno al lado del otro, cambia… Pero la competencia es maravillosa y te lleva intentar ser mejor cada día. Si uno estuviera solo se achancharía y terminaría siendo muy horizontal.
-Cerremos con una reflexión de cada uno…
Ezequiel: -A quienes trabajamos acá nos gusta mucho brindar este servicio. Que la gente se sienta tan contenida y cómoda, que a veces hasta venga a pelearse con su pareja. Acá uno desnuda las intimidades más grandes.
Gabriel: -Para mí esto es distinto a lo que hacía antes porque es barrio. Siempre tuve locales en avenidas o puntos turísticos. Acá me muevo con otro tipo de clientes. En definitiva ellos lo que buscan, es siempre lo mismo: tomar un café, distenderse, charlar, arreglar un negocio, pelearse con una esposa, pero estoy convencido de que es un rubro con gran potencial, más en este país donde el cafe es un clásico. Todo se arregla tomando un cafe. Se puede crecer mucho más. En el servicio tenemos mucho por hacer todavía.
Sentados a la mesa, Ezequiel -en primer plano- y su suegra Laura (ambos de Balcarce), que sostiene nuestra revista junto a Gabriel, el representante de Havanna.
En esta foto de la abajo, vuelven a posar juntos en el local de Balcarce. Faltó, Jorge -marido de Laura-, que no pudo estar en la nota debido a otras ocupaciones.
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