Tras haber trabajado en un importante restaurante de Palermo, Matías Piolo inauguró Porto Pizza, en Vidal y Virrey Avilés.
Una de las esquinas de Vidal y Virrey Avilés se ve diferente con respecto al final del otoño, época en que empezaron las refacciones. En realidad, el restaurante que allí se levantaba desde hacía muchísimos años siguen en pie. Pero hay cambio de dueño. Y, por supuesto, de nombre de fantasía. «La Esquina de Agus» soportó estoicamente algunos tiempos difíciles, hasta que llegó el momento de dejarle paso a la renovación, que vino de la mano de «Porto Pizza». En el interior del remodelado local, nos recibió muy amablemente Matías Piolo, flamante propietario, quien entregó unas cuantas reflexiones a propósito de las expectativas que posee:
COMPRAMOS EL FONDO DE COMERCIO y empezamos a reformar el local, lo máximo que pudimos. Todavía le faltan detalles. Estamos intentando, todos los días, de sumar un cliente nuevo. Aceptamos siempre sus consejos. Yo mismo voy a preguntarles qué les pareció, si almorzaron o cenaron bien. Por ahora todos me felicitaron… Los platos son abundantes, la mayoría deja algún resto, eso significa que se van satisfechos. El precio y la calidad es muy bueno.
EL PROYECTO SE CONCRETÓ gracias a mi suegra. Ella tiene tres locales más de Porto Pizza: uno en Las Cañitas, otro en Olaguer al 2400, muy cerca, y el restante en Pilar. Cuando se presentó esta oferta, sabíamos qué iba a costar. Durante casi tres meses estuvo cerrado por reformas, encima todos los días aumentaban las cosas. Pero lo que está bueno es que pudimos hacer lo que quisimos, dejando el local lo más confortable y hogareño posible, para que cuando alguien entra tenga ganas de quedarse. Para más adelante, tenemos planeado más cosas. De hecho preparé la cocina para hacer de todo. Hoy sería para un restaurante y pizzería, e incluive para desayunar y merendar, con una carta bastante amplia. Próximamente, agregaremos parrilla. Ya tenemos la habilitación para ponerla.
ANTES DE APOSTAR a este emprendimiento, trabajé en Kansas, de Palermo. Durante seis años fui bar-tender. Estaba en la barra, preparando tragos y atendiendo las mesas. Me fui bien. A veces duele hacerlo si te tratan bárbaro como a mí. Pero sentí la necesidad de encarar otro proyecto, dedicádome a lo que me gusta.
TENGO UN CONTACTO FLUÍDO con Hernán, el dueño anterior. Desde el principio charlamos bastante. El me decía que por una cuestión familiar, no podía continuar. Pero me llevo bárbaro con él. Es más, su esposa es una camarera muy buena y trabaja con nosotros actualmente.
PONER UN LOCAL DESDE CERO es complicado hoy en día. Implica una gran erogación. Lo que sucede es que a nosotros se nos facilitó al contar con otros tres locales. No significa que no cuesta, pero por ejemplo, uno ya contaba con los proveedore. En ese punto se hizo más sencillo. De todas maneras el sacrificio es importante. No lo hago yo solo: mi novia me acompaña todo el tiempo, cada día viene conmigo a las siete de la mañana. Mi suegra y mi papá, que labura en otro de los locales, también nos apoyan en forma constante. Y bueno, de a poquito, vamos viendo los frutos.
LO QUE SIEMPRE PIDO es que si hay alguna crítica desde ya que nos la digan. No soy de las personas que desechan una opinión si es negativa. Yo me presento en la mesa y consulto. Además me van a ver atendiendo, barriendo, baldeando o haciendo lo que sea. No tengo problema. Soy muy humilde.
EL MENÚ VA ROTANDO. Hoy (ref: el día que se realizó la entrevista) tenemos vacío al horno con guarnición, bebida y postre a un precio de 130 pesos. Y en delivery o para llevar, sin bebida ni postre, 90 pesos. Por esa plata intentamos hacer un menú accesible para todos. A mi entender, en precio y calidad los productos que tenemos son de lo mejor del mercado.
Deja un comentario
Debes estar logeado para dejar un comentario