El 7 de septiembre, nuestro director Pablo Wildau presentó el libro «Completos En el Nombre de Yeshúa», del cual es coautor junto al periodista Marcelo Sztern. El acto tuvo lugar en la sede del Ministerio Bet-El al Mundo, en Alberti 40, esquina Rivadavia.
La obra literaria está compuesta de doce testimonios (entre ellos, los de los autores) con un tema en común: son judíos que creyeron en Jesús (Yeshúa, en su idioma original) y a través de este libro de 200 páginas, dieron a conocer las fuertes experiencias de vida que los llevaron a concluir que Jesús es el Mesías que está esperando el pueblo de Israel.
Milagros y fe
«Para nosotros, un judío que cree en Jesús no es converso o convertido sino un judío completo. No es que ha cambiado de religión, sino que reconoce que Jesús es la pieza que faltaba para que ahora sí esa fe sea completa. De ahí el nombre del libro: Completos», explicaron Pablo y Marcelo.
Familiares, amigos y público en general acudieron a la cita con los autores, que firmaron ejemplares y se sacaron fotos una vez finalizada la presentación. Durante la misma, nuestro director, en uso de la palabra, destacó el milagro que significó la aparición de Dios y cómo cambió su vida desde ese momento: «Me siento bendecido por el milagro que significa la maravillosa familia que tengo» dijo, en alusión a su esposa e hijas, y su padre, que observaban desde el sector destinado al público.
Además, Pablo abordó un tema del cual, junto a su colega, se ocuparon durante varios minutos: «Por más que algunos piensen que sí, no es que el que no tiene fe, es imposible que la tenga. Yo mismo era uno de los que imaginaba que jamás podría tener fe. Pero Dios está esperando que inclusive los que afirman que no la tienen (pero que sí quisieran tenerla) le pidan ayuda. No hace falta una gran ceremonia: alcanza con hacerlo en un momento a solas, con las propias palabras de uno… Para Él nada es imposible. Ni siquiera para hacer que consiga esa fe una persona que asegura que nunca la podría conseguir. Pero claro, Dios no obliga a nadie a buscarlo, el primer paso debe darlo uno. Y si lo hace, entonces sí, Él estará allí para recibirlo. Si así y todo la fe no llega inmediatamente, no se desanimen. Puede que el proceso sea corto como puede que sea más largo. En este caso, no hay que perder la paciencia y seguir perseverando, porque los tiempos no son lo que quiere uno sino los que designa Dios».
El barrio, siempre presente
Silvia Rottenberg y Guillermo Sedaca. dos de las personas que dieron su testimonio, en las páginas del libro hicieron alusión a etapas de su vida acontecidas en Colegiales. Ambos, en diferentes momentos pasaron por la Iglesia El Buen Pastor: «“Viví en el barrio porteño de Colegiales hasta mis cinco años. De los pocos recuerdos que guardo de ese tiempo, existe uno bastante curioso. A pesar de ser judíos, nos reuníamos los chicos del barrio a jugar en el patio de la iglesia evangélica El Buen Pastor, que estaba en la esquina de mi casa», detalló Silvia.
«Mi casa estaba en Echeverría y Libertador, cuando esta gran avenida todavía era una calle angosta. Mi tía -hermana de mi madre- solía llevarme a la iglesia El Buen Pastor, del barrio Colegiales. Tendría seis o siete años. En época de vacaciones había semanas enteras de actividades hermosas para niños», contó Guillermo, cuya madre, Irma, de más de 90 años, es vecina desde hace décadas, dado que su domicilio se encuentra en Olleros y Freire. También Irma habló para el libro acerca de sus notables experiencias de vida.
Lo llamativo, es que estos dos entrevistados, que en la actualidad tienen más de 70 años, no se conocían entre sí, y es muy probable que se hayan enterado de esta coincidencia, leyendo el libro.
Posiblemente, en el transcurso de octubre, se realice una nueva presentación, en esta oportunidad, en el barrio de Colegiales.
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