Columnas

Los poemas de Don Eduardo Villavicencio

Antiguo vecino de la zona, nos deleita con otra de sus creaciones literarias.

 

Hoy: A Pichuco.

 

Vos sos de la estirpe tanguera

Que nació en el arrabal

Tu fuelle hizo danzar

A miles de milongueros

 

El tango se hizo señero

Al son de tus melodías

Que las parejas sentían

Con tus rezongos diqueros

 

Tu bandoneón orillero

Hizo vibrar muchos tangos

Con muchas letras de fango

Y compases verdaderos

 

Llegaste tan pronto a la fama

Por tu enorme seducción

Y si el tango es de varón

El porteño más reclama

 

Fuiste el bandoneón mayor

De nuestra esbelta ciudad

Tu música siempre estará

Impregnada de candor

 

Cuántos poemas de amor

De tus letras bien cancheras

Susurraban a la compañera

Con aires de soñador

 

Representás la pasión

Del tango bien inmortal

Que siempre ha de perdurar

Como una dulce canción

 

Mi Tarde Gris Che Pichuco

Oscureció cuando te fuiste

Después se hizo Noche Triste

En esa Calle Corrientes

 

Cada Vez Que Te Recuerde

A vos, Malena y el Cautivo

Brindaré Por Los Amigos

Escuchando el Yuyo Verde

 

Sos el referente perenne

Y un Corazón de Papel

Con Los Amigos de Ayer

Que llegaron a quererte

 

Has llenado de emoción

Con el sentir de tu tango

Y en lo alto de ese rango

Descansa tu corazón

 

Yo tuve la ocasión

De ver tu orquesta tocar

Y las parejas bailar

Con maravillosa pasión

 

Hoy te digo con unción

Que tu compás bien tanguero

Ha recorrido el mundo entero

Al son de tu bandoneón

 

Foto: Aníbal Troilo, “Pichuco”… (tintaroja-tango.com.ar).

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