Un vecino de Colegiales que prefirió mantener su nombre en reserva, trazó un ambicioso plan: anotar todas las camisetas –como así también otra indumentaria- relativas a clubes de fútbol, ya sea nacionales o extranjeros, que divisara en sus habituales recorridos por diferentes sitios de este y otros barrios. El vecino se propuso, además, comentar brevemente el contexto en el cual detectó los colores partidarios y compartir todo con los lectores de este medio. Este es el resultado de sus observaciones:
Domingo 20 de octubre. Mediodía soleado y caluroso… Abordo un interno de la Línea 151 en la parada de Conde y Céspedes. Bajo en Once y me ubico en la parada del 116. Rato después, subo. ¿El destino? La casa de mi suegra, en Villa Domínico. Claro, es el Día de la Madre. El colectivo toma su ruta habitual: Bartolomé Mitre, Metrobús de la Avenida 9 de Julio, Plaza Constitución, Avenida Montes de Oca… Y es allí precisamente, donde sube un muchacho de unos treinta años que lleva puesta una camiseta de Barracas Central. Pero no cualquier camiseta. Es una casa casaca oficial, de color rosado y con el apellido Gagliardo en la espalda. Maximiliano Gagliardo fue el arquero barraqueño en la temporada 2021, año en que el club obtuvo el ascenso a la máxima categoría del fútbol argentino. Actualmente, a los 41 años, ataja en la Primera Nacional para Quilmes (toda esta data, la obtuve apelando a Internet más tarde). El pasajero se baja pocas cuadras más adelante. O sea, subió en Barracas y descendió en el mismo barrio. ¿Habría pertenecido su remera al mismísimo futbolista profesional?
Sigo en el 116, que ahora circula por Avenida Mitre, en la localidad de Sarandí. Falta poco para bajar. Instintivamente miro hacia afuera. Junto al colectivo, en un semáforo con luz roja, se ha detenido un Renault Clío de color azul, por cierto, algo desmejorado en cuanto a chapa y pintura. La ventanilla del acompañante está abierta. Al lado del conductor, viaja un chico que tendrá, quizás, no más de veinte años. Tiene puesta la camiseta del Inter de Italia.
Son casi las 5 de la tarde del domingo. Terminó la reunión familiar. Ahora, en una esquina de la calle Soreda, en Villa Domínico, aguardo en familia el 116 que nos llevará de regreso a la Capital Federal. Una pequeña camioneta marca Peugeot se detiene a unos metros. Sus ocupantes –el hombre al volante, una mujer y un niño- no descienden. Se quedan conversando dentro del vehículo. El conductor tiene una casaca verde y blanca. Me cuesta identificarla, pero por el escudo me doy cuenta de que se trata de un club de barrio: sí, es Villa Don Bosco, de Ramos Mejía. Llega el colectivo y subimos. Dentro de la camioneta estacionada, continúan charlando alegremente el portador de la atípica camiseta, quien además bebé cerveza en una lata de medio litro, y sus dos acompañantes.
El 116 cruzó el Puente Pueyrredón por sobre las aguas del Riachuelo y ya está en la Ciudad de Buenos Aires. Falta poco para llegar a Constitución. Miro a mi izquierda. Un muchacho se levanta de uno de los asientos individuales, dispuesto a descender por la puerta del medio. Lleva colocados unos auriculares blancos y una mochila. También, una camiseta de la Selección Argentina, con el número 10 en la espalda y una inscripción que dice: Messi. Es el primer “representante” del seleccionado nacional de la recorrida. Sin dudas, habrá más…
Continuará…
Deja un comentario
Debes estar logeado para dejar un comentario