En la mañana del 22 de marzo, una noticia sacudió a la patria futbolera. Acababa de extinguirse la vida de uno de los campeones del mundo. René Orlando Houseman, excepcional jugador que vistiera varias camisetas del fútbol argentino y la de la Selección, fallecía a sus 64 años.
La noticia ocupó destacados espacios en portales, diarios y programas de radio y TV. Pero, ¿qué tendrá que ver ésto con nuestro barrio? La pregunta suena lógica. Por más que en Colegiales habita una nutrida cantidad de simpatizantes de Excursionistas -el club del cual René era hincha confeso- a simple vista no parece haber otras conexiones que ameriten una nota al respecto. En cambio, los vecinos de Belgrano sí tienen sobrados motivos para hablar del fabuloso wing derecho que deslumbrara en Huracán en los años Setenta, pues René llegó a ese barrio con sólo cuatro añitos -junto a su familia se radicó en la desaparecida villa del Bajo- y vivió en Belgrano hasta el último de sus días, dado que su hogar estaba en Echeverría y Avenida del Libertador.
Sin embargo, existe una dato casi desconocido de su vida familiar, y es que su madre vivió en Conde 1250, pleno barrio de Colegiales. Elba había nacido en La Banda, Santiago del Estero, en 1920. Con sólo 18 años vino a Buenos Aires y en aquella casa que cumplía funciones de inquilinato, se encontró con una de sus hermanas, quien se había adelantado en el viaje. Elba consiguió un trabajo de mucama y pronto se puso de novia con Carlos Walter Houseman. Él vivía muy cerca, en Zapiola 2460, límite entre Belgrano y lo que hoy es Coghlan. Pero no se conocieron en las calles del barrio sino paseando por Plaza Italia. La unión matrimonial no tardaría en producirse. En 1942, se casaron. ¿Dónde? En la Iglesia San Pablo, de Álvarez Thomas y Palpa. Sí, otro ícono colegialense fundado en 1928 y que originalmente, funcionó en un solar de Conde y Céspedes.
El flamante matrimonio permaneció por algún tiempo en la pensión del marido, en Zapiola y Monroe, mudándose luego al Tigre. Poco más tarde, regresaron a La Banda, donde nacieron todos sus hijos, con excepción de Ema del Valle -la única mujer-, que lo hizo en el Hospital Pirovano de esta Capital.
El resto de la historia es más conocida. La pobreza los golpeó con fiereza y algunos años después, a mediados de la década del Cincuenta, los Houseman ya estaban afincados en la villa del Bajo Belgrano. Su camino, había sido similar al de tantos habitantes del interior y de países limítrofes, que huyendo de la desocupación y atraídos por las ilusiones de un futuro venturoso, provocaron una gigantesca oleada inmigratoria, superpoblando una ciudad que ediliciamente no estaba preparada para albergarlos.
Los Houseman vivieron en la villa hasta su erradicación, en los albores del Mundial 78. Incluso René, ya siendo un jugador consagrado, jamás quiso mudarse, desafiando la incompresión del nuevo mundo con el que se codeaba a partir de su resonante éxito en el fútbol grande. Pero debió hacerlo sin chistar cuando el gobierno militar tomó la drástica decisión de arrasar con el asentamiento y obligar a que sus habitantes se dispersaran por donde pudieran. Con muy pocos días de diferencia, lo mismo ocurría aquí, con la villa de Colegiales.
Con respecto a aquel inquilinato de la calle Conde 1250, la construcción sigue en pie. Hoy es una vivienda de tres plantas pintada de un tenue color amarillo en su fachada. Seguramente, hace mucho tiempo que ha dejado de ser una pensión y quienes habiten la casa, acaso no tengan noción de que 80 años atrás, allí residió una jovencita santiagueña llamada Elba Lediz Mores.
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