Por María Leonor Ramírez (*)
Mi vecina Sarita, tiene un solo hijo, y por ello tal vez, desea darle todos los gustos para su entretenimiento, pero, eso sí, sin olvidar aquellas reglas y consejos que sabe serán lo mejor para su futuro. Hoy, su recomendación fue referida al celular, ya sabemos cómo este moderno aparato atrapa a la niñez; a título de ejemplo, les acerco este pequeño
RELATO
Sobre la mesa blanca del comedor, una pila de libros para leer. Jorgito, sentado con los codos sobre la mesa y las manos sosteniendo su cabeza, muy concentrado piensa, mirando su celular: “Tengo que empezar a leer, pero, si no busco el jueguito ahora, esta noche mamá no me deja.”
Enseguida, resignado, aparta el celular y se dispone a leer.
Su maestra dio como tarea, por lo menos leer y poder comentar un capítulo del libro más chiquito. El titilar del celular lo atrae, lo apaga y decide: “Si empiezo enseguida a leer con atención, en una hora termino y me queda una hora más para jugar”.
Y así con la solución encontrada, sonríe y empieza a leer.
¡Oh misterio de los libros….!!!! Pasa la hora y luego otra, y Jorgito no deja de leer; lo atrapó la narrativa… Cuando mamá llamó a cenar, en la mesa relató a todos lo lindo del libro que leyó. Con mucha firmeza dijo: “Hoy no necesito los jueguitos, mi cabeza está llena de los personajes del libro, no sabía que era tan lindo leer…”
Con un “buenas noches”, se fue a dormir, contento de haber elegido lo correcto para su beneficio futuro. La sonrisa perduraba al cerrar los ojos y quedarse dormido.
(*) María Leonor Ramírez es vecina de Colegiales.
Ilustración: es.pngtree.com
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