Club Juventud Deportes

Buen provecho muchachos, ¿charlamos de boxeo?

En un multitudinario asado celebrado por la gente del boxeo, recogimos el testimonio de tres deportistas de amplia trayectoria en el gimnasio de Carlos Bragil.

CLAUDIO MOURADIAN. «Hace seis años que vengo al gimnasio de Juventud. Recuerdo mi primer día. Me atiende Carlos y me dice:  «Vení, pasá». Y me quedé dos horas, enganchado con la clase.   Después él me contó que amaba lo que hacía y que me iba a enseñar. Entonces pensé: «Este es el lugar donde yo tengo que estar». Hoy, seis años más tarde, sigo creyendo que es un maestro con todas las letras.

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Al gimnasio vengo entre dos y tres veces por semana. Cuando puedo, le doy una mano a Carlos. Los chicos son todos sanos, él se encarga de que el ambiente esté tamizado. Él no te enseña a pelear sino técnica de boxeo, a defenderte. Te enseña una disciplina y te educa. Es un profesor, no sólo en el gimnasio sino en la vida. Es un tipo que tiene todos los valores.
En el club se labura muy bien. El entrenamiento consiste en arrancar con un precalentamiento. Hacemos soga, bolsa fija y móvil, le damos al puching ball y guanteamos. Un poquito de todo. Es muy sano. Técnica, marcar y si entra un golpe, entra. Hay que aguantarlo. Esto no es danza. Es boxeo. Pero los pibes lo aguantan. Todo es sin agresividad.
Mi vida siempre estuvo dedicada a la actividad física. Esto además es muy importante a nivel mental. Yo me levanto temprano y desayuno bien, la alimentación es fundamental. Somos lo que comemos. Después trabajo entre ocho y diez horas. A la noche, a entrenar. Y cada vez que termino un entrenamiento, soy feliz».

GASTÓN DE LORENZO. «Hace siete años que vengo. Arranqué cuando tenía 19, sin saber nada de boxeo. Ahí me encontré con Carlos, alguien muy familiera. Hoy puedo decir que es casi como mi abuelo. Nos tratamos con mucho respeto y cariño. Trasciende el deporte cuando uno se vincula más con la persona.

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Yo jugaba al básquet en el club Colegiales. Mi categoría la sacaron; de repente me quedé sin nada para hacer y me vine. No sabía pararme, pegar una piña, nada. Carlos, con paciencia, fue enseñándome. No es que hoy sepa todo, porque siempre se puede seguir aprendiendo. En el boxeo y en la vida. Esa también es una de sus enseñanzas.
Este año hubo bastante recambio. La rotación acá es importante y de la vieja camada quedamos pocos. Los que vienen, siempre aportan nueva energía para seguir trabajando. Eso nos impulsa a darles  una mano a los chicos que recién se inician. Incluso para Carlos, también esta es una forma de estar con fuerzas. He notado que viene mucha gente tranquila y tímida de carácter. A veces, necesitan obtener cierta seguridad en sí mismos. Eso te lo puede dar el boxeo, y sobre todo, un profesor como Carlos, que no te enseña a pelear, sino a tomar este deporte como una disciplina».

JUAN PISTONE. Yo tengo 17 años y empecé hace tres. Me gustaba el boxeo, esa era mi primera motivación. Despué me fui enamorando de todo esto. Carlos enseña muy bien la técnica y por otra parte te va posicionando para enfrentar la vida, como para que no te mandes ninguna macana. Te da confianza, te habla de la familia, del estudio…

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Acá adentro hay muy buena onda, promovida por Carlos y Armando. Siento que mejoré un montón. Con respecto al boxeo mi objetivo es ver si puedo pelear como amateur. Mi duda está en que estoy atravesando un problema de salud puntual. Pero me gustaría conocer esa experiencia. Carlos prefiere siempre que haga hincapié en el estudio, pero de esto de enamorás, como seguramente le habrá pasado a él. Yo voy al secundario y por ahora me dan los tiempos para venir a entrenar después del colegio. Nunca falté. En lo individual y grupal este año fue excelente. Se armó un grupo muy lindo y lo bueno es que más allá de la actividad física, vas haciendo muchos amigos».

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La gente del gimnasio de Juventud. El profesor Carlos Bragil (derecha) junto a Armando Enríquez.

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