Gente de Cole

Se adaptó al protocolo y sigue funcionando

En Freire entre la Avenida Elcano y Virrey Avilés, se encuentra R&R Libros. El negocio lleva más de una década en el barrio. Se vio afectado por la pandemia y debió bajar la persiana temporalmente, aunque pudo luego reabrir. Hoy, atiende como tantos otros comercios, intentándose amoldarse a los cuidados que requiere la delicada situación. Sin embargo, por tratarse de una librería, parte de los protocolos que se exigen pasan por un exhaustivo tratamiento de limpieza de los elementos que serán puestos a la venta.

“Los primeros tres meses fueron muy duros porque el local estaba cerrado y ni siquiera teníamos la posibilidad de vender puerta a puerta”, comenta Sergio, el dueño del comercio. R&R es una librería de barrio, y de acuerdo a la superficie que posee, solamente está permitido el ingreso de una persona a la vez, que nada más tiene acceso al sector delantero del negocio. Allí hay un mostrador y una barrera plástica transparente, detrás de la cual son atendidos por Sergio o su esposa. Por ende, según el protocolo, el cliente no puede pasar adonde se encuentran los libros y darles una mirada personalmente, como se hacía previamente al inicio de la pandemia.

De todas formas, Sergio se muestra agradecido por haber conservado la actividad luego de aquellos tres meses donde esta fue nula. “Después de  ese primer período, las librerías obtuvieron la autorización para vender por Internet. Si bien no era lo mismo, por lo menos pudimos arrancar. Ahí nos ayudó mucho mi hijo, que entiende bien el manejo de las redes sociales. A través de ellas se reactivaron un poco las ventas, que estaban absolutamente paradas”.

El siguiente paso fue el de la reapertura del local, adecuándose a un protocolo que indica que cada ejemplar que ingresa, debe quedar limpio antes de que llegue a manos de un eventual comparador. “A todo libro que va llegando se le da un tratamiento que consiste en pasarle un líquido especial, página por página. Luego se lo deja un par de días en reposo y recién al final de esa etapa queda en condiciones de ser vendido”, comenta Sergio, agregando que pese a la situación generada por el Covid-19, las editoriales continúan editando obras literarias. “Después de algunos meses, más o menos en septiembre el mercado se empezó a mover otra vez”.

La vidriera de R&R luce rebosante, con un atractivo panorama que invita al lector a pararse frente a ella cuando atraviesa la vereda de Freire. Hasta allí, el panorama es igual  o muy similar a cómo era hasta los primeros días de marzo de 2020. Una vez en el interior, claro está, no es lo mismo que antes, pues los recaudos que hubo que tomar no permiten que la gente recorra pasillos. De todas maneras, las palabras de Sergio reflejan que no ha perdido el optimismo.

El librero, destaca el entendimiento que siempre existió con el propietario del local, por la buena predisposición de éste para llegar a un acuerdo. “Hay colegas que tuvieron que cerrar porque no podían pagar el alquiler y los dueños les decían que precisaban ese dinero sí o sí. En nuestro caso fue diferente, nunca hubo problemas para llegar a un arreglo. De a poco íbamos saldando lo pendiente y acá seguimos…”

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