Hoy: Virrey Loreto.
El asfalto ha llegado a Virrey Loreto hace unos años. El pavimento ya no existe desde Álvarez Thomas hasta Conde. Como acompañando a este proceso de “actualización”, también, de a poco, va transformándose el panorama hacia ambas márgenes de la calzada. Antiguas viviendas y chalets más modernos, están siendo suplantados por edificios de mediano porte. Además, por ahora tímidamente, a cuentagotas, aparecen algunos emprendimientos comerciales.
De todos modos, la esencia de esta tranquila arteria del barrio parece no haber cambiado. Entre Álvarez Thomas y Delgado, la plaza San Miguel de Garicoits impera sobre la mano izquierda, en sentido del tránsito. Por la vereda externa, gente camina, corre, anda en bicicleta… Sobre la derecha, un negocio de amoblamientos suele ser custodiado por un perro con cara de malo pero, al mismo tiempo, dueño de una conmovedora simpatía. Unos metros hacia Delgado, se encuentra una de las dos bibliotecas “al paso” del barrio (la otra está en Céspedes entre Freire y Zapiola), pequeños receptáculos que ofrecen libros usados con la condición de que los lectores, al sacar uno, ingresen otro.
Es un viernes de principio de febrero. Han pasado unas horas del mediodía. Por eso, en la tradicional parrilla Don Hugo (Loreto y Delgado) todavía hay comensales en tren de disfrutar de la sobremesa. Algo similar ocurre en la esquina siguiente, la de Loreto y Martínez, donde está la Esquina del Virrey, otra de las parrillas de Colegiales. Tupidas arboledas predominan en un sector que, asociado al escaso tránsito –no pasan colectivos- se aferra a la tranquilidad que en otras zonas del barrio ha mermado visiblemente.
Durante un tramo muy corto, Loreto recibe la ciclovía que, viniendo desde Martínez, continúa por Superí, calle que nace en este punto de Colegiales y se extiende por varios distritos, hasta concluir en General Paz. En una de las esquinas de Superí y Loreto, hay una hamburguesería. Enfrente, un restaurante/cafetería. En una de sus mesas ubicadas en el exterior, llama la atención el acento francés de un joven cliente, que lleva una boina en su cabeza. A pocos metros, un sodero estaciona su camión. A estos dos emprendimientos comerciales relativamente nuevos, se ha sumado una verdulería/carnicería en la intersección con Conde, negocio instalado en un local que por muchísimos años había permanecido sin actividad.
Entre Conde y Freire, regresa el empedrado. De pronto, surge otra iniciativa emparentada a lo comercial. En este caso, es una chica que pega volantes con cinta adhesiva, en las puertas de las casas. Su andar no quiebra la quietud de esta hora de la tarde. Mucho menos, la agradable atmósfera que engalana a Loreto en buena parte de su trayecto.
Ficha técnica:
La calle nace en Belgrano, en una triple intersección: Loreto-Soldado de la Independendencia-Avenida del Libertador. Tras recorrer unas nueve cuadras, penetra en Colegiales al cruzar Cabildo. Por nuestro barrio atraviesa unas once cuadras más, sin contar la interrupción de aproximadamente doscientos metros que sufre por la presencia del playón del Ferrocarril Mitre. En Álvarez Thomas termina su recorrido colegialense e ingresa a Chacarita, finalizando tres cuadras después, en Roseti, con un total de 22 cuadras.
El motivo del nombre:
Nicolás Francisco Cristóbal del Campo, Marqués de Loreto (¿1740?-1803), un militar y funcionario español; fue virrey del Río de la Plata desde 1784 hasta 1789.
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