Hoy: Crámer.
La Crámer de Colegiales muy poco tiene que ver con la de Belgrano. Al margen de que su nombre sea idéntico, cuando se deja atrás la maraña calles y avenidas cuyo epicentro es el puente ferroviario de Elcano-Avenida de los Incas, Crámer se convierte en un apacible sendero barrial, en contraposición a la transitada avenida de doble mano que aparece más allá del mencionado puente.
Empedrada y poblada únicamente en su vereda par, el alambrado que la separa de las vías domina el lateral opuesto, lo que se da desde Elcano hasta las proximidades de Palpa, ámbito en el que comienza el andén de la estación Colegiales. En realidad, hay una excepción a esta numeración exclusiva de la vereda par. Se trata de una cuadra surgida entre Elcano y Virrey Avilés, pero del otro lado del playón del ferrocarril. Este corto tramo también recibe el nombre de Crámer, pese a que, por su lejanía, da la impresión de estar desconectado de la arteria principal.
En la esquina de Virrey Avilés se encuentra el paso a nivel. Está en punto más o menos equidistante entre las estaciones Colegiales y Belgrano, y es utilizado por conductores que, tal vez, busquen evitar embotellamientos en la zona del puente. Si se sigue de a pie por Crámer, el sereno panorama se mantiene por algunas cuadras. Casas bajas, frondosas arboledas, y peatones tan escasos como automovilistas. El comercio a la calle es prácticamente nulo (sí se ven algunos negocios/empresas que no cuentan con atención al público). A unos cincuenta metros de la barrera, llegando a Virrey Olaguer y Feliú, llama la atención la gran predisposición de un vecino/a para atender desinteresadamente al “público” canino: junto a un árbol, hay recipientes con agua abundante. Y un letrero aclara que es para uso de ellos, los perros sedientos que por allí pasen.
Se aprecia un cambio importante en la esquina de Virrey Arredondo, pues el ancho de la calzada sufre una notoria reducción. Esto implica que a partir de este punto, el espacio para que circulen los coches sea mínimo, situación a la que contribuyen los vehículos estacionados en ambos cordones.
En cercanías de Zabala, comienza a languidecer la tranquilidad característica de las cuadras precedentes. El imponente Instituto Alexander Fleming –un centro de salud privado que se yergue justo en la intersección de Zabala y Crámer- y en época de clases la Escuela Aequalis, también privada, son generadores de un significativo movimiento en este sector del barrio, donde además se erige el puente peatonal multicolor que permite cruzar hacia el otro lado del playón.
FICHA TÉCNICA:
Crámer nace en Dorrego y en sus inicios, actúa como límite entre Colegiales y Palermo. Unas cuadras más adelante, luego de Jorge Newbery, queda exclusivamente en jurisdicción de Colegiales, lo que se mantiene por unas doce cuadras más. En Elcano finaliza este barrio y Crámer penetra en Belgrano, dejando atrás su formato de calle y transformándose en una ancha avenida de doble mano. En su largo recorrido ingresa a Núñez (aquí, en Avenida Congreso, pierde algunos metros de su anchura) y por último a Saavedra. Mientras transita este barrio, en García del Río, se angosta todavía más y recupera la “mano única” con la que había nacido en Colegiales. Finalmente, termina en la colectora de la Avenida General Paz, totalizando 49 cuadras.
EL MOTIVO DEL NOMBRE:
Ambrosio Crámer (1790-1839), un coronel con antepasados franceses que combatió en Chacabuco, intervino en la campaña a Tandil (1823) y en la expedición a Bahía Blanca (1824) acompañando al general Martín Rodríguez. Falleció en Chascomús, combatiendo en una batalla librada contra las fuerzas de Prudencio Ortiz de Rosas.
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