¿QUÉ PASA CON LOS AUTOS ABANDONADOS?

En Superí entre Virrey Loreto y Virrey Arredondo, un Wolkswagen Gacel estacionado sobre la bicisenda, lleva meses allí. Un cartel colocado por el Gobierno de la Ciudad, avisa que el auto, será removido de la vía pública. Sin embargo, también hace un tiempo prolongado que no hay novedades al respecto.
Tal vez, en Colegiales, sea el único caso de un vehículo que ya cuenta con un últimátum de este tipo. Aunque, hay muchísimos casos de coches, que, sin llegar a esta instancia, dan la impresión de haber sido abandonados por sus dueños.
Es sencillo deducir que si en nuestro barrio eso está ocurriendo, lo mismo sucede en el resto de la Capital, por no hablar de todo el país.

A NIVEL PORTEÑO
Hace un tiempo, el diario La Nación realizó una nota al respecto, aportando cifras y datos muy interesantes.
Allí puede llerse, por ejemplo, que «suman casi 21.100 los reclamos por vehículos abandonados en la vía pública. Si bien no está definido que cada uno de ellos corresponda a un rodado diferente, con las 11 grúas destinadas a removerlos se tardaría aproximadamente dos años y medio en retirarlos».
Estos números no dejan de causar sorpresa: Como el proceso de advertencia y remoción cuesta, según la Ciudad, $ 4672 por vehículo, la inversión necesaria para resolver el problema rondaría los $ 98.000.000».
También hay testimonios de vecinos. Uno de Villa Crespo, uno de los barrios más afectados, contó que por un Ford Sierra abandonado «los vecinos de Humboldt al 2400 hicieron la denuncia a la línea 147 del gobierno porteño, pero a pesar de haber sido inspeccionado el vehículo sigue ahí. El auto lo fueron destruyendo de a poco. Vinieron a sacarle fotos hace un tiempo, pero no sé por qué no se lo llevaron».
Las autoridades explicaron que desde el comienzo del año, se retiraron 142 autos y hubo 1485 inspecciones, y que esa cantidad triplicó el promedio de 2015. Obviamente, a pesar del incremento, ante tanta cantidad de vehículos en esas condiciones, los esfuerzos son insuficientes.

ESTO TAMBIÉN OCURRE
Muchas veces, por más que los vehículos tengan signos de abandono, tienen un dueño que por algún motivo lo dejó a la intemperie. LA NACION constató que algunos emplean carteles o notas para poner en conocimiento de la situación al agente de tránsito o al vecino que convive con el coche estacionado en la puerta de su casa. En Jean Jaurès al 1100, una camioneta Mitsubishi 1300 tiene en su tablero un papel impreso que dice «En reparación, tiene dueño». A unos metros, del limpiaparabrisas de un Citroën Visa asoma un papel escrito a mano: «Este coche tiene dueño y es un vecino». Se lee y aparece el número de celular. Llevan meses allí.

CASOS PARTICULARES
La investigación de La Nación incluye casos muy singulares, como «el de un colectivo escolar detenido en Pedro Lozano y Desaguadero, bajo una de las torres de vigilancia de la cárcel de Villa Devoto. Su dueño falleció y, al no tener herederos, quedó allí, relataron los vecinos a LA NACION. Adentro está todo revuelto, le faltan algunas ruedas y partes del motor. Muchos lo denominan «el reservado» porque, aseguran, por la noche es utilizado por parejas para tener intimidad. Debajo del micro, hay un chasis cortado al medio que parece como si chocara de atrás a la mole naranja. Enfrente, hay dos autos abandonados y, en la esquina, sobre el club General Lamadrid, una camioneta blanca con una caja trasera de madera y una lona en el techo».
Claudio Regis, el creador de la página de Facebook Autos Abandonados en la Ciudad de Buenos Aires, indicó: «Hay grúas que sacan autos mal estacionados todo el tiempo para recaudar, pero a los que están abandonados los dejan».

POSIBLE SOLUCIÓN
Con el objetivo de terminar con estos problemas o al menos, agilizar su solución, la Secretaría de Transporte tiene un proyecto denominado Cero Autos Abandonados. El mes de mayo sería su debut. «Habrá más inspectores comunales en las calles para controlar, colocar stickers de advertencia y labrar actas e infracciones. Además, con la colaboración del Ministerio de Ambiente y Espacio Público, se dispondrán más grúas para remover los autos con mayor celeridad y se está tramitando la incorporación de una playa de estacionamiento en la Isla Demarchi con lugar para 700 rodados. Hoy, funcionan dos playas de acarreo (Herrera y California) que suman 250 espacios. En estos lugares, si al auto nadie lo reclama, son compactados y el dinero recaudado por la chatarra es donado al hospital Garrahan», informó La Nación.