Se llama Juan Manuel Fabro pero desde hace algún tiempo, es más conocido como Rocky. Para la gente del club, es un amigo de varios frentes: por un lado, por su condición de socio del gimnasio de aparatos conducido por Adrián Di Pierro; en el mismo espacio, también ha hecho boxeo con el profesor Carlos Bragil. Ese fue el factor gracias al cual obtuvo su apodo, popularizado por la gente del voley, que lo conoció cuando el mismo Juan Manuel comenzó a acercarse para ver los partidos y conversar amigablemente con entrenadores y jugadores.
Desde hace unos años, su presencia es frencuente en la institución, en la que es muy querido, al igual que en toda la zona. Es que Rocky es de Colegiales desde que nació, hace 35 años. «Vivo en Enrique Martínez y Elcano», dice con soltura en el reportaje que le formulamos. Aceptó gustoso la idea de la entrevista, aunque ésta casi se frustra pues el día que en principio habíamos escogido para reunirnos, Rocky lo tenía ocupado porque debía ir a una salida con el grupo scouts que integra. Sin embargo, un desencuentro provocó que no pudiera concurrir y finalmente el hueco disponible fue cubierto con esta nota que él también tenía grandes deseos de hacer.
Acompañado por Leo, el coordinador del voley, uno de los primeros temas de charla que Juan Manuel brinda con orgullo, es la conformación de su familia: «Mi mamá se llama Cristina. Yo vivo con ella. Tengo dos hermanos: Soledad, de 38 años, está casada con Pablo y tiene dos hijos, Tobías y Matías. También tienen dos perros. Gastón, de 36 años, está casado con Valeria, y tienen un hijo, Juan Cruz. Mi abuela de 90 años, vive muy cerca de mi casa. Se llama Odra».
Rocky entra en confianza enseguida. Sin que haga falta preguntarle, él cuenta lo que siente necesidad de contar. Por ejemplo que desde hace unos seis meses está de novio con Mariana, de 34 años. La conoció en el colegio al que asisten. «Está en Pringles y Corrientes», informa. Se trata del Centro Psicopedagógico de Educación Especial Acuarela, un lugar donde por otra parte, se incentiva la fase laboral de los alumnos: «Yo trabajo en jardinería y el año pasado, en panadería», comenta.
Así como le interesan los deportes variados, al igual que el argentino promedio, da a entender que el fútbol es su gran pasión. En ese sentido, aclara de inmediato su condición de hincha de River. «Mañana jugamos con Atlético Tucumán», afirma, demostrando estar al tanto de cada paso que da su equipo. Además, siente simpatía por Argentinos Júniors, y como para que no queden dudas, extrae de su billetera el carnet de socio de los Bichitos, que así lo acredita.
A la hora de hablar de Juventud de Belgrano, no pierde la oportunidad de hacer quedar muy bien a sus maestros: «Adrián y Carlos son copados», asegura. Y cuando se le pregunta qué opina de Leo -presente en la nota- enseguida exclama: «Es el mejor», generando las risas instantáneas del profesor y el mismo Rocky. Su identificación con el voley es tanta, que hasta ha asistido a algunos partidos como visitante junto a la delegación. Por ejemplo, a unas inolvidables semifinales en GEBA, donde las chicas ganaron y subieron de categoría.
A veces, colabora en la utilería e incluso, ha jugado con el equipo recreativo. Pero por lo que sin dudas se destaca, es por el aliento que brinda durante los partidos. Leo, con una sonrisa, menciona la corrección que Rocky mantiene en la tribuna. El hincha número uno de Juventud, lo escucha y pícaramente, asiente.
Al unísono, hacen hincapié en la buena relación forjada con jugadores y entrenadores. «Me llevo muy bien con Cacu, Toti, Paola, Majo y Pirincho», dice, en alusión a Martín, al que todos conocen como Tincho pero él se encargó de ponerle un nuevo apodo.
Sobre el juego, señala que lo que más disfruta son los saques: «Sacando, ¡la rompen!», señala con admiración.
Leo acota que en las fiestas de fin de año, siempre tiene la suerte de ganarse algún premio. Y Rocky añade que en su casa tiene un mate con la foto del ascenso, en la que por supuesto, él también está presente.
Cuando la nota culmina, posa con gran predisposición para las fotos. Y una vez que nuestro fotógrafo/periodista terminó su tarea, es el propio entrevistado quien, sacando su celular, le pide a Leo que los retrate juntos, inmortalizando así el grato momento.
Foto de portada: junto a Leo Capdepón, coordinador del voley de Juventud.
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