Para la gente que vive y trabaja en Colegiales esto ya no constituye ningún secreto: el barrio está cambiando. Los edificios reemplazan a las casas bajas y los locales del rubro gastronómico se siguen añadiendo en calles y avenidas. Una de las arterias que mayor cantidad de comercios de este tipo ha sumado en el transcurso de los últimos años es Freire, calle que nace en Dorrego y recorre todo Colegiales, penetrando en Belgrano luego de atravesar Avenida de los Incas.
Estas modificaciones molestan a muchos vecinos, mientras otros, las observan con agrado. Polémicas al margen, hay una realidad que indica que los vientos de cambio siguen soplando… Y existe un sector donde esto es muy concreto: el tramo de Freire entre Federico Lacroze y Elcano posee nueve cuadras y a lo largo de ellas, el fenómeno comercial es donde más se ha notado. Tanto, que hasta un medio periodístico de alcance masivo como La Nación, ha puesto la mirada en este sector. A fines de septiembre, el sitio web de este histórico periódico publicó un artículo titulado “En Colegiales: las propuestas de la calle que se convirtió en un polo gastronómico que no deja de crecer”. En el cuerpo de la nota, María Florencia Sanz –su autora- pintó el panorama gastronómico de Freire y analizó puntualmente, en resumidas líneas, el perfil de varios de los negocios.
El artículo, arranca con esta introducción: “Hace tan solo unos años atrás, según un estudio del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata (CEDLAS); Colegiales fue designado como el barrio porteño que ofrece la mejor calidad de vida de la ciudad. ¿Las razones evaluadas? Principalmente, su fácil conexión con otros puntos de la ciudad; su gran cantidad de árboles y espacios verdes; y limitar con otros barrios muy concurridos, pero sin dejar de lado su impronta pacífica. Estos motivos, sumados al arribo de muchas agencias y productoras de tv al barrio, hicieron que en sus calles comenzaran a instalarse distintas propuestas gastronómicas. Pero hubo una que se convirtió en la preferida para dar vida a un pequeño polo foodie que se puede recorrer a pie: la calle Freire, entre las avenidas Federico Lacroze y Elcano”.
En relación al tramo que abarca el fenómeno comercial, dice La Nación:
“A lo largo de nueve cuadras fueron abriendo sus puertas más de diez locales para todos los gustos y paladares. El primer boom llegó entre el 2016 y el 2017; y el segundo en plena pandemia en el 2021 hasta hoy que las ofertas no paran de sumarse”.
Después de analizar aproximadamente una decena de emprendimientos gastronómicos, el cierre de la nota hace referencia a uno de los precursores del corredor: Crisol, ubicado en una de las esquinas entre Ramón Freire y Virrey Avilés. “Puede decirse que Crisol inauguró la zona en el 2011 cuando abrió sus puertas con una fuerte identidad: especialistas en café y amigables con mascotas y ciclistas, gracias a su servicio take away. Hoy ya es un clásico para degustar desayunos, almuerzos y meriendas. En pastelería cuentan con opciones veganas y libres de gluten; y sus brunch son de los más pedidos”, destaca el artículo.
Foto: en la esquina con Virrey Avilés, aparece uno de los restaurantes de Freire.
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