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Centro Cultural Colegiales: crónica de un esperado regreso

Los vientos de cambio comenzaron a soplar en el primer semestre de este año. El anuncio de la construcción del Parque Ferroviario en los terrenos aledaños a la estación, pronto se vio reflejado en el inicio de las obras. En ese contexto, una histórica edificación ubicada en Lacroze y Moldes fue demolida. Allí funcionaba un centro de jubilados en el cual se desarrollaban diversas actividades. Esto motivo su traslado provisorio, aunque continuó ofreciendo sus servicios dentro de los límites del barrio. Meses más tarde, se produjo el regreso del centro a Lacroze y Moldes, si bien, no a la ubicación original, que ya no existe, sino a un remodelado inmueble, situado a escasos metros.

Gustavo Vaca. En las otras fotos, escenas de la reinauguración.

María Leonor Ramírez es una de las personas que desde hace varios años, asiste a dicho centro. En su caso, integra el Taller de la Memoria. La vecina de Colegiales, además de enviarnos las fotos que ilustran esta nota, resume lo acontecido tanto en relación a la mudanza, como en lo que respecta al regreso: “A principios de año nos enteramos del hermoso emprendimiento a realizar, anexo a la estación de trenes Colegiales, por decisión mancomunada del Gobierno Nacional y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Así, el local de Avenida Federico Lacroze y Moldes fue demolido y el Centro de Jubilados que en él funcionaba, debió trasladarse a Freire 190, donde el Centro allí existente proporcionó el lugar para el desarrollo de los talleres, gesto muy loable y que se agradece. Transcurrieron los meses. El 1° de noviembre nos comunicaron que a partir del lunes 6 de este mes, volvíamos a nuestra antigua sede, esta vez en Avenida Lacroze 2173. El miércoles 8, fuimos  por primera vez  al nuevo Centro Cultural, con la expectativa de ver realizado parte del proyecto, con un amplio salón, oficinas, cocina, baño, muebles, heladeras y vajilla”.

María Leonor le otorga un gran valor al hecho de que el predio tenga además un “un lugar para recreo y disfrute, que permite gozar del aire libre”. Y comenta que inclusive están construyendo una huerta.

“También está programado seguir con ampliaciones de oficinas y lugar de comidas”, cuenta la vecina, destacando que más allá de las actividades y talleres  tradicionales, se está analizando la creación de otros rubros, por ejemplo, una biblioteca.

A la hora de las menciones con nombre propio, María Leonor expresa: “Agradecemos al señor Gustavo Vaca y a su hermana Melina Vaca su preocupación para que esto llegara a feliz término. A la señora Liliana Costa, quien en todo momento está dispuesta a colaborar, adecuando horarios, buscando soluciones y allanando cualquier trámite administrativo que fuere necesario; a la profesora María José Fernándes (Majo), por su esmero, dedicación y paciencia”.

Por último, describe el emotivo reencuentro producido el 8 de noviembre: “Reunidos alrededor de una mesa de más de 30 personas, disfrutamos de las exquisiteces y variedad de platos salados y dulces, todos de fabricación casera por las integrantes del Taller de Memoria. Reinó la alegría, la amistad, el compañerismo, la voluntad, el departir con nuestros pares. Las canciones y las anécdotas, dibujaron sonrisas y lágrimas de emoción. Finalizó con un brindis especial, por los presentes, por la PATRIA y por la VIDA!!!»

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