Columnas

Bien de familia

Peter (primera parte).

Peter Loewenstein nació en Johannesburgo, Sudáfrica, el 9 de septiembre de 1947. Su padre se llamaba Bernhard Loewenstein y su madre, Irmgard Wildau, quien era hija de Salomon Wildau. Asimismo, Salomon –el abuelo a quien Peter no conoció- tuvo seis hermanos, dos de los cuales, Oskar y Leopold, emigraron a la Argentina poco antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Los demás hermanos, Albert, Hugo, Karoline y Rudolph, fallecieron durante el régimen nazi. En cuanto a Salomon, murió antes del arribo de Hitler al poder, en 1928, a los 45 o 46 años.

Peter tuvo dos matrimonios. Ya radicado en Nottingham, Gran Bretaña, primero se casó con Susan Glanville. Tras divorciarse, lo hizo con Stella Nikollay (ambas nacidas en Inglaterra). Producto de este último matrimonio nacieron dos hijos, Nicholas y Helen, quien falleció en 2018. Tienen un nieto, Isaac, nacido en 2004. Es hijo de Nicholas y su esposa Nicola Maxine.

En la actualidad (febrero de 2022), Peter y Stella, continúan viviendo en Nottingham.

“Nací en Johannesburgo, Sudáfrica, en 1947; en 1957, cuando tenía diez años, me mudé a Rhodesia (en una región que ahora pertenece a otro país, Zimbabwe) con mis padres. A fines de 1965, a mis 18 años, me mudé a Zambia. Allí viví hasta 1973, excepto de 1966 a 1969, cuando fui a la universidad, en Inglaterra.

Puedo recordar dos de las casas en las que vivíamos, en Johannesburgo. Una en Orange Grove y la otra en Highlands North. La primera tenía un pequeño jardín al frente. Mis padres compraron dos tortugas, una pequeña y otra grande, en cuyo lomo me podía parar. La otra casa tenía un jardín bastante grande y árboles frutales en la parte de atrás. Uno de ellos era una morera. Con las hojas de ese árbol yo alimentaba a los gusanos de seda que guardaba en una caja de zapatos, y tejían el hilo de seda de sus capullos alrededor de un palo. Al lado de la casa estaba la pared de un complejo de departamentos. Pasaba horas lanzando una pelota de tenis contra esa pared y atrapándola o golpeándola. ¡De esta manera desarrollé mis habilidades de cricket!

Como era hijo único, a veces, me sentía solo. Durante una epidemia de polio, mis padres no me permitieron ir a la escuela durante unos meses. Entonces me sentí muy aislado. Casi todos los amigos de mis padres también eran refugiados judíos alemanes. Gran parte de su vida social consistía en visitar y ser visitados por estos amigos. A menudo jugaban a las cartas: se jugaba al rummy y a la canasta.

Mis padres hablaban alemán entre ellos y con sus amigos, pero conmigo hablaban inglés. A veces notaba que hablaban de mí en alemán. La mayoría de estos amigos no tenían hijos, aunque una pareja tenía dos niñas de una edad similar a la mía, y nos hicimos amigos. Todavía estoy en contacto con estas mujeres. Somos buenos amigos con una de ellas. Algunos de los amigos judíos alemanes de mis padres eran liberales, pero otros eran abiertamente racistas en sus actitudes y acciones hacia los negros. Eso hizo que me preguntara por qué las personas que ellos mismos o cuyas familias habían sufrido un racismo extremo en Alemania, adoptaron actitudes similares y se comportaron de esa manera con personas de otro grupo racial.

Pablo Wildau

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