Hoy: Conesa.
Conesa y Virrey Avilés, al calor de una inestable tarde de enero. A la tranquilidad de este rincón del barrio, se le podría añadir una cuota más de calma, producto de la hora de la siesta y de un verano que se llevó a miles de vecinos lejos de Colegiales. Sin embargo, en la cuadra hay elementos que parecen no cambiar. Por ejemplo, el taller mecánico de la vereda par (entre Avilés y Olaguer) está abierto y en su interior, hay gente en pleno horario de trabajo.
Si se cruza Olaguer, uno se encontrará, en la ochava, con una lavandería que también tiene sus añitos en el barrio. En diagonal a este local, que se halla dentro de la hora de atención al público, se puede apreciar una garita de seguridad y un encargado del área amable y receptivo a las inquietudes del vecindario. El asfalto se ha adueñado de este tramo de Conesa hace poco. Unos años atrás, predominaban los adoquines, igual a como todavía ocurre en proximidades de Federico Lacroze.
Si los negocios se podían contar con los dedos de una mano hasta aquí, entre Olaguer y Arredondo directamente no hay ninguno. Lo estrictamente residencial impera, dotado de antiguas casas con jardines al frente y algún que otro edificio perdido entre una abrumadora mayoría de viviendas bajas. De vez en cuando, pasan autos y motos. No así colectivos: entre Lacroze y Virrey Avilés (unas ocho cuadras), ninguna línea osa entrometerse.
En la esquina de Arredondo, como haciéndose lugar entre los brazos de añosos árboles, aparece un fiel exponente gastronómico de Colegiales: El Cocilón del Club, ahora, también con mesas en un “corralito” cedido por la calzada. Unos cuantos comensales –da la sensación- disfrutan del almuerzo en una tarde cuya temperatura no llega a los treinta grados, o sea, ideal para comer al aire libre.
A mitad de cuadra, pero enfrente, ya ha cumplido su horario matutino la gente de tapas de empanadas “Jujeña”. La persiana baja de color marrón, permite que se vea el logo y se lea el nombre de la fábrica. Al lado, la fachada de una casa ha sido pintada, muy probablemente, con el consentimiento de sus propietarios: la adorna un colorido diseño del Colegio de la Ciudad.
Como en tantas calles del barrio, los dueños sacan a las mascotas a pasear. En la esquina de Conesa y Virrey Loreto, uno de ellos, tal vez no se haya dado cuenta de que su perro hizo sus necesidades, y el “regalito” quedó ahí… A propósito de mascotas, un vecino por estas horas posiblemente esté anhelando la presencia de su gata. Es lo que se deduce al ver un cartel pegado en una puerta (Conesa y Virrey Loreto), donde dice que se ha perdido Rossi, y los teléfonos por comunicarse en caso de novedades. Otra copia del cartel solidario, también se hallaba a un par de cuadras de distancia, hacia Virrey Avilés.
Ficha técnica: Conesa inicia su recorrido en la Avenida Dorrego, justamente, donde nuestro barrio limita con Palermo. Comienza su trayecto por Colegiales y va hasta Virrey Avilés. Allí se interrumpe, para retomar su travesía recién unos cuatrocientos metros más adelante, aunque cuando eso ocurre ya es jurisdicción de Belgrano. Luego también ingresa a Núñez y finalmente, penetra en Saavedra, barrio donde, en la Avenida General Paz, concluye su largo periplo.
El motivo del nombre: Emilio Conesa (1823-1873) fue un militar que llegó al rango de general y combatió en las batallas de Quebracho Herrado, Rodeo del Medio, Caseros, Cepeda y la guerra con Paraguay. En sus últimos años fue diputado nacional.
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