Barrio Mío

Recorro tus calles, Colegiales

Hoy: Palpa (II).

Mediodía de diciembre. La atmósfera del fin de año se impregna por los rincones de Colegiales. Palpa luce su acostumbrada calma, a lo largo de las dos cuadras que van desde Zapiola hasta Crámer. Es una jornada de abundante luminosidad, aunque la temperatura no se ha disparado hacia niveles incómodos. Entre Zapiola y Conesa, hay un solo negocio: un pequeño bar ubicado en la vereda impar, con mesas en el exterior, que inauguró unos días atrás, en una propiedad comercial que estuvo cerrada durante toda la pandemia. Y anteriormente al período de aislamiento, hubo allí un kiosco con muchos años de trayectoria.

Una paseadora de perros realiza su trabajo. Por un momento, se ha detenido junto a un árbol de la vereda par, próximo a Conesa. Lleva seis canes, por lo que se ve, bastantes obedientes. De vez en cuando, un auto atraviesa el empedrado. Los colectivos, no pasan por esta serena calle del barrio. Justo en la esquina, sin cruzar Conesa y también en la vereda de numeración par, una histórica casona de ladrillo a la vista en su fachada, ocupa ambas arterias. Hace ya un tiempo prolongado (décadas, tal vez) en su interior funcionaba un restaurante japonés.

Enfrente, otra vez en la vereda impar, una persiana baja de color celeste, da cuenta del cierre definitivo de un viejo negocio. Era una lavandería, que semanas atrás cesó su actividad.

En diagonal, cruzando Conesa, aparece otro histórico comercio: una panadería donde a esta hora del día, vecinos y trabajadores, suelen hacer fila para retirar su almuerzo. Unos metros más adelante la quietud se intensifica, más allá del importante movimiento que existe en el acceso a una impresa de productos farmacéuticos, ubicada muy cerca de la panadería.

En forma similar a lo que se aprecia desde Zapiola hasta Álvarez Thomas, en esta cuadra también predominan las casas bajas, algunas, de dos plantas. Todo, celosamente custodiado por árboles frondosos, que proyectan su sombra sobre buena parte de la acera y el adoquinado. Un vivero, en la intersección con Crámer, es el último negocio. Y enseguida, vienen las vías.

La calle Crámer y el alambrado que precede a los terrenos del Ferrocarril Mitre, interrumpen la travesía de Palpa por Colegiales. Para volver a su trazado, será necesario sortear el playón ferroviario por un camino alternativo, y retomar la caminata unos cien metros después.

Foto: la esquina de Palpa y Crámer.

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