En Conde entre Federico Lacroze y Olleros, Darío Carelli atiende su negocio. Es una vidriería que instaló hace algunos meses, y a la que como nombre de fantasía, llamó justamente Dario. Sin embargo, ni su historia en el barrio ni en el rubro son nuevas, ya que muchos años atrás, trabajó en una vidriería de la Avenida Álvarez Thomas, aunque en aquel entonces, todavía no era propietario del comercio. “Comencé en 1998 a trabajar con el vidrio, luego, por diferentes motivos me fui a Villa Devoto”, cuenta, previamente a hacer hincapié en su vuelta al pago: “El barrio Colegiales es hermoso y siempre quise volver, así que este año se me dio y en un lindo lugar “.
Darío se multiplica para estar en todos los frentes. Atiende su comercio y, de ser necesario, acude al llamado de quienes lo precisan puertas afuera. Subido a ese continuo ida y vuelta, transcurren sus jornadas laborales. Con relación a cómo observa su nivel laboral, explica: “La situación es bastante buena, considerando que soy nuevo, por decirlo de alguna manera. Yo regresé después de 18 años, y me encuentro con un Colegiales que progresa. Y la gente, siempre bien…”
Esta última opinión, le da pie para seguir hablando del barrio. Ya a modo de cierre, define: “Cada vez está más poblado y moderno. Por suerte vivo cerca del local, en Concepción Arenal y Cabildo. A Colegiales no lo cambio por nada”.
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