Para Colegiales y barrios vecinos, la llegada de una nueva biblioteca es todo un acontecimiento, más aún, por el hecho de que ésta se encuentra en el corazón de una plaza. Es así que durante prácticamente todo el verano, ha sido muy grato comprobar como una y otra funcionan a la par, y con una muy buena asistencia de niños y adultos. La Biblioteca Popular Fundación Biro, inaugurada hace unos meses, abrió sus puertas (según el día) en horarios matutinos y vespertinos y a decir de su directora María José Ferreyra, la idea es que a partir del comienzo del ciclo lectivo, la franja horaria sea modificada de acuerdo a las necesidades del público. Entretanto, la Licenciada Bettina Caron, haciéndose eco del suceso que esto implica, redactó el siguiente texto, referido al valor de contar en el barrio con esta importantísima herramienta cultural.
«La fundación de una nueva Biblioteca, como la Biblioteca Popular Fundación Biro, en Crámer al 400, que hoy está funcionando en Colegiales, es un hecho que trasciende todo beneficio aparente o inmediato, por ciertas razones de mayor peso, que, en el mundo actual -globalizado, consumista y tecnocrático -nos asedian. Por ejemplo, el exceso de información de los medios masivos contribuye, junto con la TV, Internet, redes, celulares y cientos de dispositivos más, a una dispersión de la atención como no se experimentó nunca antes, en chicos y jóvenes, especialmente.
Y aquí nace gran parte del problema de la falta de concentración y capacidad de abstracción y profundidad del pensamiento que dificulta el aprendizaje en las escuelas, así como la falta de tiempo y concentración, incluyendo a los adultos, para contactarnos con nosotros mismos.
¿Y, qué es eso? o ¿para qué sirve?, se preguntarán unos, o no entenderán siquiera la pregunta, muchos de los más jóvenes. Nos referimos a lo que antaño llamábamos “el mundo interior” de cada persona, que hoy, con más propiedad lo llamamos: subjetividad, persona, sujeto, self, etc., según las disciplinas…
Pero, lo que sí es seguro es que las denominaciones no cambian el sentido de ese espacio interior de la intimidad, que nos permite ser nosotros mismos, como seres únicos, distintos unos de otros… Pero, esa conexión poco ejercitada con nuestro mundo interior, se recupera con el arte y la literatura, por ejemplo, cuando leemos una novela que nos emociona, que nos permite identificarnos con un personaje, que nos acompaña en una pérdida, un dolor, o nos hace sentir que no estamos tan solos porque alguien pasó por cosas parecidas a las nuestras… Es allí cuando entramos en conexión con nuestra propia historia, nuestro self, nuestro mundo interno. Lo mismo pasa con la poesía, la filosofía y con cualquier otro tipo de lecturas que cada cual pueda elegir por alguna razón personal.
Decía nuestro querido Julio Cortázar: “La lectura, para mí, se parece al abrazo porque es un encuentro con el autor desde tiempos y espacios distintos, es decir, una anulación de esos tiempos y esos espacios”.
Y retomando el comienzo de la nota, en lo referente a que la apertura de una Biblioteca trasciende todo beneficio aparente o inmediato (a lo que ahora podemos agregar el concepto de Cortázar), diré que la fundación de una Biblioteca es, además, algo así como la apertura de un Templo de la Lectura, un hecho ya casi histórico en el mundo actual y un espacio que nos da la posibilidad de un reencuentro con nosotros mismos. No perdamos esa oportunidad».
(*) Bettina Caron es Prof. y Lic. en Letras egresada de la U.B.A.
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