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Estafado por un afilador: en el barrio también sucede

Cada tanto, suelen aparecer testimonios de gente estafada por afiladores de cuchillos. A propósito de Colegiales, un correo electrónico recibido a fines de enero, dejó en claro que también en este barrio hay habitantes que los padecieron. En concreto, el vecino que escribió el mensaje (aunque no quiso que su nombre tomara estado público por razones de seguridad), sostuvo, a modo de introducción: “Quisiera compartir mi amarga experiencia con la comunidad de este hermoso barrio”.

A continuación, relató: “Se presentó un afilador de cuchillos tocando timbres. Necesitaba el servicio y quise probar afilando un cuchillo. Le pregunté desde el portero eléctrico cuánto me cobraba. ‘Debo ver el cuchillo’ me dijo. Raro. Bajé con un cuchillo para afilar. Me dijo ‘100 pesos’. Me pareció raro pero acepté (nunca hice afilar un cuchillo). El encargado del edificio estaba en la puerta, y me dio la sensación que se conocían así que me inspiró algo de confianza. Todo muy simpático. Me empezó a preguntar algunas cosas mientras afilaba (otros vecinos hablaron con él, días antes, yo simplemente le seguí la corriente pero tenía algunos datos del edificio aparentemente). Al terminar el trabajo, le paso los $100 (cien) más propina y me dice: ‘Falta plata, te dije que sale $1100’. Como el encargado se acababa de ir, y la imagen del tipo me dio mucha desconfianza, no discutí y le di dos billetes de $500 que tenía (y créanme que sí reclamo y discuto todo el tiempo cuando creo que corresponde). Después de eso, hice algunos comentarios sobre el precio, y que no volvía a «contratarlo» (en buenos términos) y volví al edificio. El afilador es delgado y obviamente va en bicicleta (preparada para hacer el afilado). Personalmente nunca juzgo a las personas por la imagen, les pido que tampoco lo hagan, por eso no doy más detalles (tampoco recuerdo mucho, excepto su rostro). Mi consejo es que se fijen bien y se aseguren bien el precio antes de empezar el afilado. Tampoco den ningún dato sobre ustedes. En otras publicaciones he visto que utilizan esta modalidad también para «marcar casas» (durante las Fiestas, vacaciones, etc). En fin, fue un mal e inesperado momento. Prefiero compartirlo para evitar que les pase a otros vecinos. Espero que lo publiquen y ojalá sirva de ayuda”.

El lector optó por que su nombre no se supiera en forma pública y comprensiblemente, tampoco la dirección de su vivienda dio a conocer, si bien, aceptó mencionar que ésta queda por una zona de numerosos edificios como es la de Federico Lacroze y Cabildo. Pero lamentablemente no se trata de un caso aislado. Con solo colocar algunas palabras claves en un buscador de Internet, surgen noticias similares en la Ciudad de Buenos Aires, y además en otros sectores del territorio nacional. Pueden verse, así, variadas resoluciones de diversos casos, incluso, la detención del estafador por parte de la Policía.

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