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LA EXPLOSIÓN DEL FÚTBOL FEMENINO

El crecimiento del fútbol femenino ha sido notable en los últimos años. La cantidad de mujeres que lo practican es considerablemente mayor que un par de décadas atrás. Este fenómeno que se da a nivel mundial, posee en la Argentina a uno de sus más altos exponenentes. El interés de las chicas, propició que en polideportivos, parques y clubes, las actividades que incluyen fútbol femenino sigan evolucionando, ya sea en canchas grandes y chicas; cubiertas y descubiertas…
En nuestro barrio, Juventud de Belgrano es una de las instituciones que se animaron a incursionar en esta disciplina. Desde 2016, un grupo de chicas entrena bajo la dirección técnica de Nicolás Sadi y la supervisión de Leo Capdepón y su equipo. Si bien las metas primordiales son entrenar, aprender y divertirse -tanto a nivel principiantes como para más avanzadas-, ya jugaron algunos amistosos y este año, las ganas de participar siguen encendidas. La Voz de Colegiales dialogó con dos de las jugadores que cada lunes a las 20.30, llegan entusiasmadas al Colegio Parroquial Resurrección, en Dorrego y Corrientes, a fines de cumplir con la práctica semanal.

«EL DEPORTE EN EQUIPO ES MÁS ESTIMULANTE»
«Este es mi segundo año en el equipo», dice Mariana Conte, que tiene 35 años y, hasta aquí, nula experiencia en el más popular de los deportes. «Nunca había hecho fútbol, pero entre mis compañeras también encontré a varias que estaban en mi misma situación. Eso hizo que me sintiera un poco más segura», confiesa.
Acerca de cómo tomó la decisión de arrancar, indica: «Siempre me gustó ver fútbol y el hecho de jugarlo me parecía muy divertido. En las clases me di cuenta de que había muchas cosas que desconocía. Pero me resulta muy atractica la participación de las mujeres en el deporte, y el protagonismo que está tomando el fútbol femenino».
Mariana cuenta que de chica, «iba a la cancha con papá. Somos hinchas de Chacarita. Después dejé de ir aunque por televisión veo muchos partidos, sobre todo los de Boca, porque a mi hija Mercedes, de 9 años, Boca le encanta».
A propósito de Mercedes, Mariana no puede evitar una sonrisa cuando admite que «es mucho más deportista que yo. Eso lo heredó de su papá. Por eso le divierte muchísimo que yo venga a las clases. Recién le mandé una foto cuando estaba todo armadito para empezar a entrenar», cuenta. «A mí el entrenamiento me atrae, para el cuerpo está genial. En cambio, el gimnasio me resulta muy aburrido. Todo lo que sea deporte en equipo es más estimulante. Si hasta venimos con las amigas del barrio…»
Frente a la consulta de cómo se ve con la pelota en los pies, sin pudor, y a pura sonrisa, reconoce: «Soy malísima, pero le ponemos entusiasmo. Todavía no jugué ningún partido pero cuando gane más de seguridad y pierda  un poco la vergüenza lo voy a hacer».
Mariana estudió Ciencias Políticas y en la actualidad trabaja en el Ministerio de Economía. «Mis compañeras de trabajo saben que estoy haciendo esto y me apoyan. Son todas muy futboleras», concluye.

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«PREFIERO VER LOS PARTIDOS POR LA TELE»
Mariana Schiariti (30 años) es una de las chicas que mayor experiencia posee a nivel futbolístico y a nivel deportivo en general. «Conozco a Leo desde cuando jugaba al voley en la secundaria. Después me casé, tuve familia y dejé de jugar. Pero incluso en un momento también hice hockey», recuerda.
Su vínculo con el fútbol es más reciente: «Un par de años atrás empecé a jugar con unas amigas del colegio. Nos contactamos por facebook, hicimos un equipo y nos anotamos en algunos torneos, pero el grupo se terminó disolviendo porque nos costaba juntarnos. Por esa razón, en el último campeonato salimos últimas. Teníamos horarios disponibes distintos. A algunos partidos ni siquiera nos presentamos. Y justo Leo me avisó que estaban armando un grupo, me enganché y acá estoy».
A diferencia de su compañera, a esta Mariana todos la conocen como Maru. Tiene tres hijos: Mateo (13 años), Bruno (6) y Ema (2). «Al más grande le tira más el básquet. El del medio está algo indeciso y al menor le gusta la pelota, pero todavía es muy chiquito», cuenta. Y subraya que también se siente apoyada por su familia en la decisión de haberse inclinado por el fútbol.
Aparte, se las ingenia para acomodar su tiempo a múltiples quehaceres: estudia administración de empresas y trabaja en un negocio de indumentaria, más allá de su rol de ama de casa. Sobre sus preferencias futboleras, se declara hincha de River «pero no fanática. Fui a la cancha a ver uno que otro partido de la Selección pero ya no se puede, está todo muy feo. Prefiero verlos en casa por la tele», enfatiza.
Un tímido «creo que bien…» sale de su boca si la pregunta apunta a sus condiciones con el balón. Y se ilusiona con la posibilidad de jugar amistosos o intervenir en algún campeonato este año. «Esto me encanta», remata, y de inmediato se mete en la cancha, porque arranca el entrenamiento.

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