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Yametti, ¿nos contás una anécdota de Colegiales?

Carlos Yametti, uno de los más reconocidos historiadores de fútbol que tiene nuestro país, redactó un texto ligado a los orígenes del Club Atlético Colegiales. Su relato comienza con un enfoque que apunta al inicia de la práctica oficial en la Argentina: «El fútbol, ese deporte que atrae a millones de personas y que –casi sin excepción- se practica en todos los países del Mundo, no es ajeno a la política. No sólo por el hecho de ser una actividad llevada a cabo por el hombre, a quién se definió como un animal político, sino también porque su carácter aglutinador fue utilizado en muchas oportunidades como bandera y los logros en los campos de juego fueron entronizados como muestra de superioridad racial. A continuación una anécdota futbolera que nos remite a la política; esa actividad hecha por los hombres y para los hombres. Como el fútbol».

Ya dentro de la anécdota misma, Yametti comenzó a profundizar su descripción y a vincularla al nacimiento de los Tricolores: «Inicios del Siglo XX. Es la época en que el fútbol comienza a florecer en Argentina. Luego de trasponer los muros de las instituciones educativas de origen británico, en las cuales tuvo su desarrollo embrionario, la población de Buenos Aires empieza a conocer y disfrutar del deporte de los “ingleses locos”. Para ayudar aún más a su dispersión llegan a estas orillas equipos ingleses de jugadores profesionales (Nottingham Forest, Southampton, Everest y otros). Pero junto con los sportsmen, desembarcan las ideas que florecen en la vieja Europa. Que le hablan a la gente de las nuevas formas de política opuestas a los conceptos de burguesía, capital y producción, nacidos en Inglaterra; al “taylorismo” pujante de los vecinos del norte y a la creciente explotación en aras de la industrialización.

Sportivo del Norte, en 1919. En la foto principal, la esquina de Libertad, Juncal y Quintana, en 1909. Era la zona que frecuentaban los fundadores de la institución. Ambas fotos pertenecen al libro «Club Atlético Colegiales – Por la Historia», de Roberto Banchs.

Los conceptos de socialismo y anarquía comienzan a difundirse, principalmente entre la clase trabajadora y la juventud. Paralelamente, durante la primera década de este siglo es cuando se produce en nuestro país la mayor cantidad de fundaciones de clubes, para dedicarse al football association. Prácticamente todos los días las páginas de diarios como La Argentina o El Diario de Buenos Aires informan sobre la fundación de dos, tres o más clubes. Y la forma de asociación de los jóvenes que dan lugares a estas instituciones son variadas: los más lo hacen por vecindad, otros por pertenecer a un mismo colegio y también existen los que se unen por simpatizar con las nuevas ideas políticas. Así nacen, entre otros, clubes con nombres tales como: “Mártires de Chicago” (hoy Argentinos Juniors), “Liberal Argentino”, “Sol Libertario” y “Libertarios Unidos”.
Este último, protagonista de la presente anécdota, fue fundado el 1º de Abril de 1908 (el mismo día que San Lorenzo, aunque las fechas de ambos son discutidas) y sentaba sus reales en el Barrio Norte, para luego mudarse a Núñez. Inmediatamente eligió para su divisa los colores rojo y negro (por aquello del rojo de la sangre y el negro del luto…). Se inscribió en la Asociación del Fútbol en 1911 y participó con diversa fortuna en los torneos de 2ª División y de Intermedia. Una noche de enero de 1916, la Comisión Directiva se hallaba reunida en su sede de la calle Libertad para realizar el balance anual y tratar temas inherentes a la marcha de la institución tales como la participación en los torneos de fútbol y conscripción de socios. En medio de esos menesteres su actividad fue abruptamente interrumpida por la irrupción prepotente de una comisión policial a cuyo mando se encontraba el jefe de la zona. Este inquirió a los directivos el por qué del nombre de la institución y a qué tarea se dedicaban».

Yametti, presidente del Centro para la Historia y la Investigación del Fútbol (CIHF), sintetizó los hechos que determinaron el cambio de denominación. La acometida del jefe policial en el local de la calle Libertad, donde el club tenía su primitiva sede, resultó un elemento clave. El uniformado «los conminó a cambiar el nombre o proceder a la disolución. Hasta aquí es lo recogido por las crónicas de la época. La investigación no nos permitió conocer el resultado de las discusiones que debieron haberse sucedido a posteriori, pero lo cierto es que un tiempo después el club comunicó a la Asociación su nuevo nombre: Sportivo del Norte. Una vez más la intemperancia y la estrechez de ideas había logrado su objetivo», opinó Yametti, concluyendo que «así como el apellido de aquel jefe de policía no trascendió la frontera del olvido (crónicas posteriores lo señalan a Ramón Falcón, pero este había muerto siete años antes), el Sportivo del Norte siguió creciendo en el camino marcado por sus voluntariosos fundadores. En 1919 ascendió a la 1ª División en la cual se mantuvo –con algunas interrupciones- hasta 1934. Luego los avatares lo llevaron a militar en el Ascenso (1ª B y 1ª C), en el cual llegó a escribir páginas importantes en el fútbol. Y hoy todavía sobrevive orgulloso de su pasado, de sus 94 años y de su camiseta tricolor. Pero eso sí, con el nuevo nombre que adoptó en enero de 1925 para identificarse con su nuevo barrio: Colegiales.

(Agradecemos la corroboración de algunos datos por parte del prestigioso historiador del Club Atlético Colegiales, Roberto Banchs).

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