Hay muchas personas, seguramente, que puedan darse el lujo de vivir y trabajar sin trasponer los límites del barrio. Pero es probable que la cantidad se reduzca considerablemente, si se contaran a aquellos que tienen más de un trabajo u ocupación. Y que tanto su condición de vecino como la totalidad de sus quehaceres profesionales, se desarrollen dentro de las fronteras de Colegiales.
Maia Urquiola cumple las tres funciones. Por un lado es osteópata. Además, da clases de tango. En rigor, lo concerniente a su trabajo se lleva a cabo en un espacio que alquila en Dorrego y Córdoba (apenas unos metros pasando Colegiales y dentro de Chacarita). Tecnicismos al margen, y con respecto a su condición de vecina, vive en la zona de Virrey Arredondo y Conesa, ese apacible rincón barrial donde la quietud de calles desprovistas de la locura del tránsito vehicular, se combina con calzadas adoquinadas y viviendas familiares.
“Tuve mucha suerte. Quería volver a vivir en Capital y encontré un lugarcito aquí. Me encanta porque aún mantiene la esencia de barrio”, cuenta la protagonista de esta nota, que se mudó a Colegiales a principios de 2023.
Maia nació en la localidad de Lobos en 1977. Tuvo su domicilio en dicha ciudad de la Provincia de Buenos Aires durante largos períodos, aunque también sabe lo que es residir en destinos más lejanos, como ser, varias naciones del continente europeo.
No obstante, eligió encarar esta etapa de su vida asociada a la idea de establecerse con continuidad en nuestro barrio, porque si bien ya había vivido en la Capital Federal -en el Centro y Barrio Norte-, nunca llegó a hacerlo de manera estable: “Por diferentes circunstancias y razones laborales, cuando venía a la Capital desde Lobos paraba en casas de amigos, en forma temporal. Hasta que en un momento tomé la decisión de cortar con tanto viaje y obtener un poco más de esa estabilidad que me estaba haciendo falta. Para mí Colegiales era un barrio soñado, aunque muy caro. Pero justo conseguí un lugarcito accesible para mudarme y aquí estoy”, comenta, muy contenta.
En relación a su faceta laboral, sostiene: “Ambas profesiones (osteopatía y tango) son muy beneficiosas para el ser… Con la osteopatía puedo acompañar el proceso de sanación de las personas ante cualquier afección, sea muscular, articular, visceral, nerviosa, emocional, o mismo de los líquidos corporales-linfa, sangre, líquido cefaloraquídeo. Y el tango, sólo para mencionar algunos de sus aportes, hace bien, no sólo en cuánto al trabajo psicomotriz, sino gracias a su aspecto social, alegra el espíritu, trabaja la memoria y la creatividad al tener que combinar diferentes pasos, al ritmo de la música”.
Nuevamente al hacer hincapié en el barrio, opina: “Siento que Colegiales es muy tranquilo. Me gusta porque tiene varias plazas y a la vez está cerquita de pulmones verdes, por ejemplo, los Bosques de Palermo. También me agrada un montón el hecho de que sea bastante silencioso. ¿Qué le cambiaría? No, de momento nada”.
Para consultas por clases de tango y/o osteopatía, comunicarse al: +34 691097093.
Foto: cortesía Maia Urquiola.
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