Gente de Cole

Los Tomalino y su historia: «El taller tiene ‘ese no sé qué’, que lo hace distinto»

Como suele acontecer cada año, el Taller Tomalino llevó a cabo una nueva jornada solidaria. El 1º de mayo, la cuadra de Martínez entre Jorge Newbery y Santos Dumont se cerró al tránsito vehicular para que los vecinos puedan acercarse a disfrutar de un amplio número de eventos y a colaborar con gente que realmente está muy necesitada. Gabriel Tomalino –dueño del taller de Martínez 261 e impulsor de las jornadas benéficas-, expresó sus sensaciones en diálogo con este medio: “El taller tiene ‘ese no se qué’, que lo hace distinto. A él acuden vecinos, clientes y transeúntes de paso, para la atención de sus vehículos y también para resolver cualquier cuestión hogareña, barrial o casual. El taller también ofrece el espacio para cuestiones de interés vecinal o la vereda para diferentes festejos. Los vecinos de la cuadra son muy especiales. Hay una sensibilidad tangible en este corredor de la calle Martínez, al que también se han sumado vecinos y amigos”.

Gabriel Tomalino en la puerta del taller. Arriba, una postal de la jornada benéfica del 1º de mayo. Abajo, el jeep de la familia, con parte de las donaciones recaudadas.

Gabriel cuenta que Esteban, su padre, quien en 1963 fundó el taller, impuso esa impronta solidaria. Él y su esposa Francisca -Paca, según su cariñoso apodo- tuvieron cuatro hijos, Cecilia, Cristina, Adriana y Gabriel, el mismo que continúa con ese proyecto inicial. “Él empezó a tener sus clientes y a crecer poco a poco. Así como crecía el taller creció la familia. Todos los años, se festejaba el cumpleaños del taller, ese espacio cobraba vida y crecía, y eso se celebraba. Los 1º de mayo era motivo de brindis. Los festejos se fueron agrandando, incorporando al personal y a sus familias, luego a los clientes y amigos. Y el taller creció pero su esencia sigue siendo la misma de aquel día”, señala Gabriel, que recuerda lo sucedido a continuación: “Al cumplir 50 años desde su apertura se organizó un gran festejo, coronado con la voz de Tina Haus y Ángel Pulice en guitarra. Esto causó sensación. Se tomó la decisión de repetirlo y allí surgió la fecha: ¡El día del trabajo! Desde ese primer tango cantado por Tina llegamos a hoy, con muchísimas personalidades que pisaron este espacio, con atractivos talleres, con gente solidaria, con manos que se ofrecen para que cada detalle esté presente y tengamos una velada única, como sucede cada año. Se sumó la oportunidad de ayudar y todos ayudaron. Y el mítico jeep familiar se llena cada año con numerosas donaciones que en un principio se destinaban al hogar formoseño ‘Doctor Esteban Maradona’ y que en los últimos tiempos se hizo extensivo a Corrientes, con la Fundación Mirada de Esperanza y A.E.A.”.

Gabriel no deja pasar la ocasión de expresar su agradecimiento “a los que nos acompañan en esta aventura tan linda, gracias a los presentes y a los que ya no están, pero que nos dieron el apoyo para poder concretar este festejo tan especial de nuestro día, el Día del Trabajador”.

Don Esteban y su gente

Cuando de hacer hincapié en los inicios del emprendimiento se trata, Gabriel cuenta: “Mi viejo empezó de aprendiz en el Taller Marazzi de Elcano y el puente. Tenía 17 años; fue presentado por su primo y luego también colega, Bruno Bobina. Después de 17 años de trabajo y con el oficio de Electricista del Automóvil, el señor Marazzi decide jubilarse, mudarse a Mar del Plata y por ende, cerrar. Esteban, ya de novio con Francisca Rupérez, se anima a largarse por cuenta propia, animado y apoyado por el mismo Marazzi y las familias Tomalino y Rupérez”.

El 1º de julio de 1963, finalmente, abrió el Taller Tomalino, donde se encuentra actualmente.  “Su padre, mi nono, tenía un conventillo del que todavía quedan algunas paredes y recuerdos, en la calle Martínez 259. Atrás estaban las habitaciones con baño y lavados comunes; el Taller inició en el jardín de adelante. Para que cumpla su nueva función fue techado con chapas de fibrocemento”, apunta el entrevistado. “A medida que los inquilinos se mudaban, se iban incorporando metros cuadrados, derribando paredes y haciendo pasos. Yo nací en 1970 y mientras tanto esto crecía. Por jugar, yo fui incorporándome al taller y su cuadra, el club Fénix, la Villa Dorrego, el campito, las obras de la torres de Álvarez Thomas…”

La frágil salud de Esteban aceleró los acontecimientos: “Mi papá sufre un pico de presión, Doña Pili, vecina de enfrente, donde vive Tina hoy, era la tomadora de presión oficial. Ese día dio arriba de 18 y pico. Lo internan en el Hospital Italiano. Los problemas de salud se van incrementando y derivan en mi participación cada vez mas activa en la conducción. Mi viejo fallece el 8 de enero de 1992, luego de una larga enfermedad que lo deja sin fuerzas. Con 22 años, yo me hago cargo. En abril se suma Marianito, con 15 años, hijo del Colorado del taller de caños de escape de nuestro Jeep. Por lo tanto este lugar, que ya tenía mucha trayectoria, queda a cargo de dos jóvenes de 22 y 15 años. Y salimos adelante. El resto ya es historia moderna”.

El equipo del taller está conformado por su propietario, junto con Mariano, Marcelo, Nacho, Mati y Maxi. “Siempre están listos para colaborar en toda circunstancia que requiera de su ayuda”, enfatiza Gabriel.

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