Gente de Cole

Dinor: de la actualidad al emotivo recuerdo de su fundador

José Horacio Pellerano nació el 7 de junio de 1932. Porteño del barrio de Villa Crespo, vivió gran parte de su vida en una casa de Jufré al 300. En 1967, se estableció laboralmente en Colegiales y fundó Dinor – Distribuidora Norte S. A., tras adquirir un terreno en forma de L, con un acceso por Crámer 970 y otro por Aguilar 2830. José falleció el 10 de octubre de 2022, a los 90 años. El negocio, entretanto, continúa funcionando, apuntalado por dos de sus tres hijas, Mónica y Andrea, y por Roberto Silvetti, quien ingresó a la firma en 1972 como empleado y más de medio siglo después, continúa ejerciendo su labor administrativa en el histórico emprendimiento familiar.

El círculo íntimo se completa con Élida, la esposa de José, y Elena, su otra hija, aunque ellas dos no están ligadas a Dinor, más allá de lo que podría tener que ver con un lógico vínculo afectivo. Esta reseña, a lo que se suman datos y fechas, es generosamente ofrecida por Mónica, Andrea y Roberto, en la conversación que se lleva a cabo en el sector administrativo, una confortable oficina con vista a la calle Crámer. Durante la entrevista, más allá de su perfil histórico, le cuentan a este medio acerca de la empresa y su actualidad. “Esto es lo que popularmente se conoce como corralón, nosotros lo que hacemos es vender materiales para la construcción”, comenta Roberto. Con sólo pasar por la puerta del mencionado predio con formato de L, pueden corroborarse sus dichos: arena, cemento, cal, hierro, ladrillos… Los materiales están preparados para ser cargados en los camiones encargados de trasladarlos a los lugares donde se llevan a cabo las obras.

La pregunta coyuntural surge en la charla: ¿cómo está el negocio ante los avatares que propone la realidad del país? “Nos mantenemos, hay una clientela fiel que nos respalda”, responde Roberto. Y si se lo pone en el aprieto de comparar esta época con otros momentos críticos de la Argentina, desliza: “Con respecto a Dinor, creo que lo más duro fue el 2001. No es que ahora las cosas sean sencillas, pero también estamos más consolidadados como empresa”.

El momento emotivo se produce a la hora de recordar a su fundador. A tal punto, que a Mónica se le hace un nudo en la garganta y no puede hablar. Andrea sí lo logra, aunque también la invade una emoción indisimulable. La sonrisa, de todos modos, está presente en la evocación. Sus hijas  muestran las fotos que ilustran esta nota. En una se lo ve al señor Pellerano en su escritorio. Hay otra foto en la cual están reunidos José, Mónica, Andrea, Roberto, y su equipo de trabajo en el patio del corralón de Crámer 970. Allí se lo ve sonriente: José lleva una bufanda al cuello y un barbijo en la mano, indicador de que corrían tiempos de pandemia. Detrás, los materiales que simbolizan la identidad que lo unió al rubro de la construcción y la contracción al trabajo que lo caracterizó siempre.

Fotos: gentileza familia Pellerano.

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