Columnas

Los poemas de Don Eduardo Villavicencio

Las calles de Colegiales lo han tenido como frecuente andarín. Mediante otra de sus obras literarias, vuelve a salir al ruedo.

 

Homenaje al Tango

 

Finales del diecinueve

principio del siglo veinte

surge raudo en Buenos Aires

un ritmo muy reluciente

 

Nadie pensó en esos años

que ese compás incipiente

ganaría los corazones

de los porteños indiferentes

 

De la mano de Villoldo

y Saborido prontamente

impactaron con “La Morocha”

en el sentir de la gente

 

Siendo así, el real comienzo

del tiempo más bien canyengue

que imponía una cadencia

en forma muy elocuente

 

Fue en principio combatido

por cierto sector incoherente

que pensaban en forma airada

un malestar indolente

 

Y contra viento y marea

lentamente fue elevando

la cantidad de personas

que el Tango, les fue gustando

 

Tomando entonces altitud

porque fueron engrosando

la gran lista de escritores

con temas muy encomiados

 

Surgieron muchos conjuntos

con directores avezados

que elevaron el movimiento

a un ámbito muy anhelado

 

De reo, se hizo melodioso

y se incrustó hasta en el fango

pero entregó bien el corazón

por el amor tan soñado

 

Pero las grandes orquestas

en sus discos han grabado

dulces melodías de amor

que generaciones admiraron

 

Filiberto, D’Arienzo, Delfino

Lomuto, Firpo, De Caro

Di Sarli, Tanturi, Troilo

Cobián, Pugliese, Canaro

 

Mariano Mores, Greco, Fresedo

Pedro Maffia, De Mare, Scatasso

Ángel Villoldo, Ponzio Stampone

Sebastián Piana, Salgán, Donato

 

Rotundo, Gobbi, Miguel Calo

Francini, Pontier, Vaccaro

De Ángelis, Piazzola, Varela

Federico, Biaggi, Basso

 

La lista es bastante larga

para nombrar a todos ellos

los que engrandecieron al Tango

con sus repertorios porteños

 

Se merecen un homenaje

y un recuerdo muy sincero

porque desde hace muchos años

lo conoce el mundo entero

 

¡Gracias por el gran halago

amigo de los tangueros

y de todos los argentinos

que te llevamos muy adentro!

 

Seguirán pasando los ciclos

no extinguiéndose en el tiempo

los compases de esa música

que nos ganó el sentimiento.

 

Ilustración: imagenesya.com.ar

 

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