Por María Leonor Ramírez (*)
Del baúl de mis recuerdos, rescato las imágines de la década de 1940, en Concordia, Entre Ríos, mi ciudad natal. En esa época, no tan populosa como ahora, los domingos, después del almuerzo en el invierno y después de la siesta cuando hacía calor, mi abuela y mi mamá, ataviadas con las ropas domingueras, me vestían con polleras muy anchas, con volados y un enorme moño en el cabello, del color del vestido. Vivíamos en el Barrio Del Puerto.
Desde allí partía el tranvía que hacía su recorrido hasta La Rural. Eran los alrededores de la ciudad, la que “terminaba” en el Boulevard San Lorenzo, desde allí continúa la Ruta 14. En la actualidad, es parte del centro de la ciudad.
¡Con que alegría esperábamos el paseo! Al subir, el guarda -llamado también Mayoral-, nos recibía dándonos la mano, en especial a los niños. El hombre recorría el coche cobrando el boleto, pero a los niños no; en vez de eso, nos regalaba un chupetín de dulce de leche o frutal. Si alguno cumplía años, al bajar le regalaba un globo, que había preparado “a pulmón” en los 10 minutos de descanso en La Rural. El conductor, al llegar a destino, se bajaba y despedía a los pasajeros con un simpático “¡los espero el próximo domingo!”. ¡Qué tiempos aquellos!
Hagamos memoria
Ya no se ven tranvías, pero recordemos algo de su historia. Entre 1880 y 1915, en Concordia existió un servicio de tranvías “a caballo”, que contaba con una extensión de recorrido de 7 kilómetros y disponía de 20 coches para transporte de pasajeros y cargas. Su presencia era parte importante de la infraestructura de la ciudad, facilitando la movilidad de los ciudadanos y contribuyendo al desarrollo urbano de la zona. Representaban un hito en la historia del transporte local, formando parte del paisaje cotidiano de la ciudad, brindando un servicio eficiente y accesible para la comunidad.
Ampliando la historia, en Buenos Aires, existieron desde 1863 y después en varias provincias, hasta que en 1897 se reemplazaron por tranvías eléctricos.
A decir del escritor Leopoldo Lugones: “Mientras cruza el tranvía una pobre comarca de suburbio….”. En una de las tantas huellas que dejaron los tranvías en la cultura nacional.
En la actualidad, podemos disfrutar del tranvía, atracción también del turista, en el barrio de Caballito, en Capital Federal, donde se pueden revivir aquellas épocas.
En Europa y hasta en Qatar y Emiratos Árabes Unidos, la Asociación Amigos del Tranvía (AAT) y la Cía. Anglo Argentina, quien proveía la electricidad, marcan un capítulo importante para lo que fue el transporte en tranvía, para el adelanto urbano y el acerbo cultural.
Otras historias
Al bajar la tapa de mi baúl, vienen a mi memoria otros hechos, algunos tristes, como el naufragio del buque “Ciudad de Buenos Aires” el 27 de agosto de 1957, o lo que cambió su fisonomía: el puente Internacional de Salto Grande con nuestra Atlántida Argentina, al estar sumergida la ciudad de Federación… Pero bueno, esas son otras historias….
Fotos: arriba, el tranvía histórico que recorre Caballito (turismo.buenosaires.gob.ar); abajo, un tranvía tirado por caballos, en José Mármol (Facebook José Mármol City). Nota: Datos verificados del año 2023.
(*) María Leonor Ramírez es vecina de Colegiales.
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