María Leonor, querida vecina de Colegiales, nos envió una carta. Preocupada porque a su avanzada edad -pero con espíritu joven y solidario, como muchos de nuestros “abuelos”-, le resulta muy dificultoso caminar por ciertos lugares del barrio donde no se respeta el espacio peatonal, mediante su nota ha hecho hincapié en esta problemática que seguramente afecta a más transeúntes. A continuación, la transcribimos:
VEREDA: (Del diccionario) Senda. Camino muy angosto. Acera de las calles. Sector de un Municipio o Parroquia rural. “Hacer entrar en vereda”, obligarte a portarte bien.
Desde el 16 de marzo del 2020, la cruel pandemia del COVID 19 que azotó al mundo, hizo pensar a la humanidad, ver la vida bajo una óptica que no se esperaba. El retraimiento –“encierro” obligado- afectó de diversas maneras. Fue así que vimos numerosos negocios cerrados, calles desiertas, angustia, dolor; fueron dos años muy tristes.
Lamentablemente, a pesar de los esfuerzos, de científicos, de gobiernos y personales, este flagelo no se ha eliminado.
A medida que se fue apagando ese fuego intenso de expectativas, se sintió la necesidad de volver a la “normalidad”.
Empezaron su ritmo las escuelas, se vieron niños en las plazas, se retomó de a poco la vivencia anterior, aunque con limitaciones.
Así fue que, para poder departir al “aire libre”, los negocios, en especial, los chicos o medianos, empezaron a abrir sus puertas, “ampliando” su capacidad de local, con mesas, sillas, etc., en la “vereda”.
Si bien es cierto, hay lugares muy bien acondicionados, en especial, donde las veredas son más anchas, hay muchos que no son así.
Si recorremos nuestro Barrio de Colegiales, entre las motos estacionadas en el borde, los ciclistas que la utilizan en reemplazo de la calle y los comercios de comidas que colocan mesas hasta con cuatro sillas, algunas tipo playa, parasoles, junto al cordón y además, mesas más chicas contra la pared, al peatón le quedan 50 cm. para transitar, “en fila india”, porque dos personas a la par no pueden pasar.
Está bien que el comercio quiera resarcirse lo más posible del capital invertido, que sea fuente de trabajo y que el Municipio cobre impuesto extra por esto, pero… ¿Alguien piensa en las personas mayores, que usan bastón, las que deben ir acompañadas, las mamás con cochecitos, con niños chicos al lado, el que utiliza una silla de ruedas, etc.?
En la Avda. Fco. Lacroze, desde Cabildo hasta Moldes, los puestos de diarios y de flores, tienen el mismo efecto. Desde calle Crámer hacia Chacarita, en especial, aledaños al paso vehicular bajo nivel, cada vez las “veredas” son más chicas, agregando a esto, las “mascotas”, que sus dueños no limpian los deshechos, y los que descansan al lado de las mesas, justo ocupando los 50 cm. que quedan para pasar.
“El derecho de uno termina donde empieza el derecho de los demás”.
Aprendamos de una vez a respetarnos, la juventud, los niños, el FUTURO, lo necesitan, todo tiene un límite, no se puede obstaculizar el tránsito en un lugar público: “Hagamos entrar en vereda, a los que no se portan bien”.
Deja un comentario
Debes estar logeado para dejar un comentario