En abril de este año, Matías Hernández ganó el concurso televisivo de Los 8 Escalones y se alzó con dos millones de pesos. Su historia seguramente impactó a mucha gente, pero quizás más todavía a quienes al verlo, lo reconocieron como el vendedor de sahumerios de la línea 184, aquel que suele subir en Colegiales y bajarse en Belgrano. Matías dijo en el programa en qué consistía su trabajo, generando que unos cuantos medios periodísticos hablaran de él. Desde aquel entonces, este medio intentó ubicarlo con el objetivo de conocer más a fondo su historia y recoger su opinión acerca de lo acontecido a partir de haber ganado el concurso. Por diversas causas, esto no pudo concretarse pronto. Hasta que finalmente, unos seis meses después, una serie de sucesos se alineó para que el anhelado reportaje llegara a manos de los lectores. Consultado Matías sobre las repercusiones que vivió por su participación en el ciclo de Canal 13, admitió: “Y sí, explotó, explotó realmente. La gente me reconocía por todos lados. Me mostraban fotos, fotos en la casa con los hijos en el momento en el que salía yo en el programa… Mucha gente muy emocionada, muy contenta de cómo gané, de cómo se dio la situación”.
Tras esta primera reflexión, llegaron más y más preguntas. Algunas de sus respuestas, son las que reproducimos a continuación:
“Todavía me siguen hablando del tema cuando subo a la 184. Me reconocen, me felicitan, me abrazan, me dan besos. En los primeros días me filmaban, me aplaudían… Los muchachos colectiveros tenían una enorme alegría también. A ellos les pagué el asado prometido. Fue tremenda repercusión en el bondi, en la calle, en el barrio”.
“Empecé a vender sahumerios en 1995. Tenía conocidos que vendían en una feria y yo estaba sin laburo. Era un producto bueno, barato y de renovación, si te gusta. Lo del 184 se fue decantando… Me pareció que en Belgrano/Colegiales había un poder adquisitivo donde la gente se podía permitir el lujo de comprar sahumerios. Estuve en la 168, alguna vez en la 65 pero fui quedándome en la 184 por la onda con los colectiveros y por las personas que viajan ahí, que la eligen por sobre la 168”.
“Yo viví mucho tiempo por Amenábar y Juramento, además una parte de mi familia estaba en Núñez… En Colegiales viví en Palpa y Freire, y también en Álvarez Thomas y Teodoro García. Ahora estoy en un hotel de la Avenida Pueyrredón y Paraguay, pero tengo ganas de volver al barrio o a Chacarita y alquilar algo. Lo de los alquileres está muy complicado hoy en día, pero esa es la idea… Si hay gente que sabe de algo, por ejemplo algún dueño directo que quiera charlar, más que bienvenido”.
“Tengo programado un viaje para fin de año. Ya recorrí casi todo el país pero me falta conocer el NOA, así que tengo pensado ir a San Luis, San Juan, La Rioja, Catamarca, Tucumán, Jujuy y Salta”.
“A pesar de haber ganado el millón de pesos, nunca se me ocurrió dejar la venta en el colectivo. Yo además me estoy por recibir de profesor de historia y trabajo con alumnos particulares. Son chicos que me llegan a través de un centro de estudios de la calle Céspedes. Laburo de profe y seguí en el bondi porque me gusta la calle, el barrio, el contacto con la gente arriba del colectivo… Se produce algo distinto”.
“El asado que les prometí a los choferes lo hicimos en el SUVA, un club de barrio, en Villa Adelina, cerca de la terminal. Estaban los delegados Facu, Víctor, y muchos muchachos más. Sobre un total de 65 o 70 choferes, se sumaron alrededor de 30. Según me comentaron fue el asado más grande que se hizo en la línea. Hubo varios que, porque les tocaba trabajar o por cuestiones personales, no pudieron llegar, aunque también vinieron los que después de un viaje, pasaban por el club, comían un chori y seguían. Por supuesto, la carne era de “La Tierna Tierna”, la carnicería de Freire y Céspedes que atienden Nelson, don Carlos y Jorgito… Así que fue brillante”.
Fotos: arriba, Matías cortando la carne; abajo, el grupo de festejo (cortesía Matías Hernández).
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