Gente de Cole

Una idea solidaria, una convocatoria récord

La cuadra de Enrique Martínez entre Jorge Newbery y Santos Dumont se vistió de fiesta en el Día del Trabajador. El Taller de Electricidad del Automóvil «Tomalino» se transformó, tal como estaba estipulado, en un taller social y cultural que nucleó a personajes y actividades desde las cinco de la tarde, hasta que las sombras de la noche ya estaban plenamente instaladas sobre Buenos Aires.

El evento atrajo a un gran número de vecinos, que más allá de disfrutar gratuitamente del amplio abanico cultural organizado por la familia Tomalino, tuvieron la oportunidad de ayudar, como cada año, al Hogar Esteban Maradona, de Olleros y Lacroze. En virtud de ello, la idea era la de acercar pañales y leche en polvo para que los elementos recolectados, fueran trasladados hacia el hogar que alberga, en su mayoría, a inmigrantes formoseños de bajos recursos que por diferentes causas, deben pasar un tiempo en la Capital Federal.

La respuesta de la gente ante la convocatoria solidaria fue muy positiva. Tanto es así, que el interior del histórico jeep de color rojo de los Tomalino, se colmó de las donaciones -incluso, quedó chico- que desde horas tempranas fue acercando el público de variadas edades.

Alrededor del vehículo ubicado en el empedrado de Martínez, se distribuyeron las diversas atracciones: un escenario al cual se subió Buenas Migas, obra de teatro para chicos a cargo de Melina Macaggi; el stand donde se hizo el Seminario Piaf, con elaboración y degustación de quinientas unidades de chorizos; el Taller de Pan, de Inés Biedma; el Rincón Armenio, con Pato y Edy, donde se jugó al ajedrez, desarrolló una trivia sobre la cultura armenia y se ofrecieron dulces y delicias típicas.

Cuando se hizo de noche llegó la hora del Quinteto Tango Pulice-De Vincenzo; de la Milonga, con «El Tango es Ir», a cargo de Ana Postigo y la DJ María Chinnici (algunos se animaron a bailar y todo); y para el cierre de la jornada, se programó la «Música para Mirar» de Al Ver Verás.

A pesar de que no era la primera vez que Gabriel Tomalino y su equipo incursionaban en este tipo de iniciativas aprovechando ciertos días especiales en el año, sí fue la primera ocasión en la que se amplió tanto la cantidad de actividades, que fue necesario un corte del tránsito para albergar al público que acudió a presenciarlas. La interrupción no fue improvisada, sino que estuvo programada con la debida antelación. En el aspecto organizativo se procuró no dejar ningún detalle librado al azar, con baños químicos y una ambulancia, como elementos indispensables, al igual que la presencia del vecino y periodista, Roberto Menna, quien colaboró en la conducción del evento.

Los esperados sorteos, la emoción colectiva y el reconocimiento a todos los que en forma desinteresada aunaron esfuerzos para que la ponderable misión de la gente del Taller pudiera cristalizarse, coronaron una jornada que muchos, difícilmente puedan olvidar.

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