Por Enrique Biasotti (*)
A los cristianos nos gusta que nos hablen del amor de Dios, lo cual es muy bueno y real. Nos gusta que nos hablen sobre el perdón que Dios nos da en Cristo. Nos gusta que nos recuerden el evangelio…
Pero es necesario recordar, que Dios es infinitamente amoroso, que su amor no se agota; y al mismo tiempo es infinitamente justo. Que ama al ser humano, ama al pecador pero rechaza el pecado. Y ahí, a veces, ya no nos gusta tanto.
Nos gusta una gracia de Dios que está al alcance de la mano. Pero de lo que Dios nos manda y nos ordena a veces nos escapamos.
El evangelio de Lucas, capítulo 13, nos cuenta que Jesús advierte a sus seguidores: arrepiéntanse o perecerán. Arrepentirse es volverse del mal camino. Jesús los llama a la reflexión, exponiendo la real situación del ser humano. Si no se arrepienten, morirán.
Jesús quiere desbloquear la actitud indiferente de quienes lo escuchan. Quiere que reaccionen. Quiere que reaccionemos y nos volvamos a Dios. Que no vivan tranquilos con su propia justicia, creyéndose buenos y justos. La gracia no suprime la responsabilidad humana.
Jesús se refiere a la muerte y a la vida en el sentido más profundo. Aún los creyentes no están exentos de la muerte y que les pasen desgracias. Pero los que se vuelven a Dios tiene vida en un sentido más amplio, y la vida cobra otro sentido, y también la muerte, que ya no es el final de todo ni la perdición. Lo grave es estar separados de Dios. Por ello Jesús busca lo que es necesario, que los indiferentes, se vuelvan a Dios y se pongan en sus manos. Que crean en nuestro Señor Jesucristo.
Borra la seguridad ilusoria basada en una tradición o espiritualidad irresponsable, carente de amor y servicio. Nunca podemos decir: ‘ya llegamos’, pues siempre estamos en el camino. ¡Cuidado de no caer! Pablo dice en su carta a los Corintios «…el que cree estar firme, tenga cuidado de no caer». Las tentaciones vienen, pero son humanas o vienen de nuestro corazón humano, y la fidelidad de Dios nos permitirá que las podamos resistir. Él nos da la salida y nos da una mano para levantarnos si caemos.
Dios nos llama a vivir en sus caminos, a beber de sus aguas; como dice el texto de Isaías 55:1, a alimentarnos gratuitamente: «Vengan y compren sin dinero leche y vino», símbolos de alimento espiritual y alegría. No podemos entender sus pensamientos y caminos, pero sabemos que su amor es infinito.
Dios nos invita a vivir su amor, a arrepentirnos de nuestro pecados porque como pecadores que somos lo necesitamos, necesitamos volvernos a Dios siempre, a no ser ingratos con su gracia y a mirar bien el camino a transitar, con los ojos de la luz de Cristo, en el éxodo (camino) de nuestras vidas para no desviarnos y caernos.
La gracia, el regalo de Dios en Cristo, no fue algo liviano, fue algo costoso donde Cristo murió en la cruz para pagar por nuestros pecados. Como dice Isaías 53 refiriéndose a nuestro Señor Jesucristo: «Pero Él fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atormentado a causa de nuestras maldades….Todos nosotros nos perdimos como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino, pero el Señor cargó en Él la maldad de todos nosotros».
(*) El doctor Enrique Biasotti, vecino de Colegiales desde hace varias décadas, es miembro de la Congregación Unida El Buen Pastor, de Federico Lacroze y Zapiola. Te invitamos a acercarte los domingos de 10.30 a 12 hs.
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